Todo comenzó mal: llegó tarde, una caída de camino al puesto… Paola Montes pensó que cerraría la temporada montera con mal sabor de boca, pero se equivocaba.

Redacción JyS

JABALÍ
La cazadora Paola Montes, con el jabalí; a la derecha, cruzando el río. / Jys

La joven cazadora Paola Montes Delgado se hizo el pasado 16 de febrero, en la última jornada hábil de la temporada extremeña, con un enorme jabalí en una jornada que comenzó con mal pie para la extremeña, ya que sufrió una caída debido a la gran helada aquel día. Montes ha narrado a Jara y Sedal todos los detalles de una jornada cinegética que se desarrolló en una finca abierta en las cercanías de la localidad cacereña de Trujillo y que se le quedará grabada para siempre a pesar de que comenzó como una «mañana de perros».

«Comenzó mal el día, porque llegaba tarde a la cita y el ‘capitán’ de la montería, José Antonio Elías, así me lo advirtió al llegar», explica Montes sobre lo sucedido antes del sorteo. «Entre por la puerta y fui nombrada dos minutos más tarde», asegura.

«Sin desayunar y a regañadientes me dirigí hacia el puesto y viví una odisea hasta que llegué a él por la helada que cayó aquel día. Además, me dispuse a bajar por una zona de umbría y tuve una tremenda caída… el día no podía haber empezado peor», comenta la cazadora. «Sin desayunar y con la caída iba muy cabreada y con las esperanzas bajo cero», confiesa Paola, reseñando que «se trataba de un puesto precioso con un testero impresionante» y el río Tamuja a sus pies.

A la media hora, el montero vecino disparó y vio un jabalí . «Se me iba pasando el mal humor escuchando las detonaciones y ladras por toda la finca». De pronto, llegó una ladra desde todo lo alto que se dirigía hacia ella. Una ladra con la que «las pulsaciones se aceleraron al ver el enorme jabalí con los perros encima. Sabía que era macho y grande, lo dejé distanciarse por seguridad de los perros y en cuanto vi un disparo limpio apreté el gatillo sabiendo que había sido un lance perfecto», detalla Montes.

La joven tuvo la mala suerte de que el animal cayó entre una zona de matorrales y, además, una encina cubría la parte donde estaba, por lo que «era imposible verlo», asegura. «Sabía que allí estaba y los perros no paraban de ladrarlo, pero por el miedo a que pudiera herir a los canes avisé rápido al rehalero para que fuese cuanto antes, ya que no podía moverme del puesto y cruzar el río».

Al llegar el perrero y verlo, la joven le escuchó asombrarse por el gran jabalí que Paola había disparado. «Ahí me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, tanto que se me pasaron dos cochinos más y no pude ni encararme el rifle. Todos mis sentidos estaban en el lugar donde el gran macareno había caído».

Al finalizar la montería, su hermano y su padre cruzaron río arriba entre unas piedras, algo que parecía imposible para la cazadora, que aún estaba dolorida por la caída: «Ellos llegaron primero hasta él y fue mi hermano el que me rogó que cruzase. A regañadientes me subí los pantalones y lo hice, y mi emoción fue máxima a pesar de las molestias. Al verlo no me lo creía, ya que era lo que llevaba buscando toda la temporada, con todas las ilusiones perdidas y el último día lo conseguí y de qué manera… », confiesa por último la cazadora, que agradece a su compañero José Antonio Elías que le permitiese disfrutar de esta jornada cinegética.

Esta chica caza su primer jabalí junto a su suegro y los alanos de su novio

chica jabalí
La joven, con su novio Iván y el jabalí. / L.L.

La joven cazadora madrileña Laura López logró abatir, el pasado domingo 24 de noviembre en una montería en las cercanías de la localidad toledana de Hontanar, el primer jabalí de su vida en una emotiva mañana junto a su suegro y sus alanos. «Como dice mi suegro, todo llega, pero no hubiera imaginado nunca que fuera así, tan familiar», ha comenzado relatando a Jara y Sedal la experiencia. Te la contamos.