El censo del lobo en Castilla y León, que se está elaborando desde 2022 y que se prevé que finalice a finales de este año, ha revelado un aumento de la población de la especie en la Comunidad. Según ha avanzado el director general de Patrimonio Nacional y Política Forestal de la Junta, José Ángel Arranz, hay unas treinta manadas más que en el último estudio realizado hace una década.

El censo anterior, que se hizo entre 2012 y 2014, contó 179 manadas estables y otras doce que compartían territorio con otras comunidades autónomas. «Las primeras estimaciones son favorables en cuanto a la evolución del lobo», ha declarado Arranz, que ha explicado que los datos de Castilla y León deben coordinarse ahora con los de Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja, Madrid y Castilla-La Mancha para asignar las manadas limítrofes.

El lobo aumenta y las indemnizaciones se duplican

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Un lobo ibérico en una foto de archivo. © Shutterstock

Arranz ha reconocido que los ataques del lobo a la ganadería han crecido cerca de un 20 por ciento, pero también ha destacado que las indemnizaciones se han duplicado al pasar de dos millones a cuatro millones de euros anuales. El responsable de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha reclamado más flexibilidad en la gestión del cánido, frente a la decisión del Gobierno central de incluirlo en el listado de especies de protección especial.

El director general de Patrimonio Nacional y Política Forestal de la Junta ha defendido que la gestión se base en criterios técnicos y científicos, como los que se exponen en el XII Symposium Internacional «Nuevos retos para la gestión y conservación de las poblaciones de oso y lobo», que se celebra en Zamora.


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Por último Arranz ha asegurado que la gestión administrativa del lobo está dando «muchos problemas» por su inclusión en el LESPRE, mientras que en el caso del oso hay una estrategia coordinada entre las administraciones que ha permitido recuperar la especie y abordar los conflictos con el ser humano. Por ello, ha destacado su deseo de gestionar «con responsabilidad» también el lobo para conservarlo y hacerlo compatible con la ganadería extensiva.

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