En pleno monte y con la cámara colocada de forma casi imperceptible, un cazador ha logrado grabar una de esas escenas que raramente se muestran ante los ojos del hombre. En el vídeo, que ha compartido en su perfil de Instagram, puede verse a una becada en compañía de sus tres polluelos mientras se desplaza entre la vegetación, en una escena cargada de ternura y simbolismo para cualquier amante del monte.
El autor del vídeo es el usuario @erulla.setter, quien además de ser un apasionado de la caza de becadas, ha querido compartir con sus seguidores esta estampa única en la que la conocida como «reina del bosque» se deja ver como pocas veces lo hace: confiada, maternal y salvaje. Las imágenes, grabadas con una cámara GoPro colocada en un punto estratégico, nos permiten observar cómo la becada guía a sus polluelos, atentos a cada uno de sus movimientos.
El propio cazador describe así la escena: «La becada es un ave discreta, a menudo invisible a pesar de su presencia. Observar a la reina del bosque con sus crías es un acontecimiento excepcional: ella las guía, las protege y les introduce en los secretos del bosque. Estas imágenes, capturadas discretamente con una GoPro, nos sumergen en la intimidad de esta fascinante especie».
Un ave esquiva y misteriosa
La becada, también conocida como chocha perdiz, sorda o arcea, es uno de los animales más enigmáticos y apreciados por los cazadores de pluma. Su comportamiento nocturno, su camuflaje natural y su preferencia por los rincones más sombríos del bosque la convierten en un auténtico reto, tanto para quienes la cazan como para quienes desean simplemente observarla.
Ver a una becada en libertad no es tarea sencilla, pero observar a una hembra con crías es todavía más infrecuente. Por eso, el valor del vídeo compartido por @erulla.setter va más allá de lo anecdótico: representa una pequeña joya natural en la que se plasma el ciclo de la vida de un ave tan escurridiza como fascinante.
El valor de observar sin alterar
La grabación es también un ejemplo de cómo la tecnología puede ponerse al servicio del respeto por la fauna. En lugar de intervenir o acercarse en exceso, el cazador ha preferido colocar su cámara con antelación, de forma discreta, y esperar. El resultado es una pieza cargada de belleza, donde la becada enseña a moverse a sus polluelos entre los helechos, despacio, sin sobresaltos.
Estas escenas no solo emocionan a los aficionados al campo, sino que tienen también un enorme valor divulgativo. Nos recuerdan que la naturaleza sigue sus ritmos, ajenos al nuestro, y que si sabemos esperar con humildad y sin molestar, es posible asomarse brevemente a su lado más íntimo.