En las alegaciones presentadas «ante la Dirección General de algo que no existe», argumenta la AER nota de prensa refiriéndose a la de derechos de los animales, la entidad pide directamente la retirada del texto propuesto por el sector animalista del gobierno de Pedro Sánchez. «Regular la tenencia y condiciones de bienestar animal de los perros de caza y de rehala, sin haber tenido en cuenta a los representantes de este sector, es otra muestra más del carácter sectario e ideológico de sus promotores», argumentan.

Un perro de ciudad, de caza o de cuidado del ganado no son lo mismo

«Es de sentido común que no pueden tener las mismas condiciones de vida una mascota destinada a acompañar a su dueño en un piso, que el perro que realiza tareas en el campo como cuidar del ganado o cazar. Como no es lo mismo el tipo de vida de un agricultor o de un pastor, que vive al aire libre, que el de un empleado de banca, encerrado en una oficina, dicho sea con los debidos respetos a estas necesarias actividades», argumentan desde la AER. Por este razonamiento tan lógico, consideran que a los perros de rehala «no se le pueden aplicar las normas para los denominados animales domésticos o de compañía, una realidad que la norma ignora, premeditadamente, para establecer duras limitaciones al uso de los perros para la actividad cinegética, como un medio de ataque a la caza», denuncian.

Un Anteproyecto, «al servicio de la ideología animalista»

Según la Aer, el Anteproyecto, en realidad, «no busca el bienestar de los animales, sino que al servicio de la ideología animalista, se pretende utilizar como un medio para atacar a una actividad legal, ordenada y necesaria, como es la caza, creando comisarías políticas que persigan la actividad y criminalicen a los cazadores propietarios de perros». Tal es la distancia con la búsqueda del interés general y el bienestar de los animales, «que el único destino útil de este texto, es su retirada», solicitan.

Por último, aconsejan, si se quiere hacer una norma de calidad en la búsqueda del bienestar animal, previamente, «se debe pedir su opinión al sector técnico y científico, así como a los representantes de los que cuidan y seleccionan a diario estos animales, cosa que no se ha hecho hasta la fecha».

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