Por Ciencia y Caza
Los gusanos del corzo son las larvas de un insecto del grupo de los tábanos, y la especie se conoce como Cephenemyia stimulator. Como sucede con otros insectos similares, este tábano requiere de varios hospedadores para completar su ciclo vital, y en este caso el corzo es su hospedador. La enfermedad es transmitida por las hembras del tábano, que depositan sus huevos en la nariz del corzo, y a partir de ahí se desarrollan las larvas.
Estas enfermedades se conocen como oestrosis, y en especies domésticas como ovejas y cabras también son comunes. La Hipodermosis es también una larva de un insecto, en concreto Hypoderma actaeon, la mosca de los barros, que vuela durante el verano y deposita sus huevos en el pelo del corzo, introduciéndose las larvas a través de la piel, realizando orificios por los que respiran.
¿Cuáles son los efectos de la Cephenemyia stimulator y la Hypoderma actaeon en los corzos?
En el caso de los gusanos de la nariz, una vez que las larvas comienzan a crecer, éstas ocupan la faringe y fosas nasales –garganta y nariz– de los corzos y como cada vez les cuesta más respirar y tragar, esto les hace irse debilitando poco a poco, culminando con la muerte directa en algunos casos o bien les predispone a ser predadores más fácilmente o a sucumbir ante enfermedades secundarias –que no sufrirían si no tuvieran los gusanos–.
Los estudios disponibles apuntan que los corzos que más pueden verse afectados son los jóvenes, dado que aún no son independientes y los machos, porque tras el celo están agotados y tienen pocas defensas, lo cual les hace ser más vulnerables. En el caso de la Hipodermosis, las larvas producen unos nódulos o barros en la piel del dorso, que pueden acabar causando daño en los músculos.
La detección de ambas enfermedades es relativamente sencilla. En los gusanos de la nariz hay que abrir las fosas nasales y faringe para comprobar si hay gusanos, existiendo la posibilidad de hacer un escáner para no dañar el trofeo, según un estudio de Luis Eusebio Fidalgo y colaboradores.
En el caso de la Hypodermosis hay que observar la piel de los corzos para ver si existen nódulos. El mayor grado de infestación corresponde al período otoño-invernal, momento más adecuado para detectar los gusanos bajo la piel de los animales infectados.
¿Se pueden prevenir y curar?
La prevención y curación de estas enfermedades es complicada, por no decir imposible, dado que se transmiten por los insectos y los corzos no son ovejas metidas en un corral. Así que por el momento nuestros esfuerzos se deben centrar en seguir mejorando los conocimientos de las enfermedades para saber cuándo y por qué se producen.
¿Cuántos casos hay en España?
La Asociación del Corzo Español (ACE), lleva varios años potenciando estudios en ambas enfermedades. Según datos disponibles en su web, en la campaña 2016-2017 sobre el 30% de los corzos muestreados –de un total de 111)– eran positivos al gusano de la nariz, y los primeros estudios de Hipodermosis, se han ido confirmando casos en Guadalajara, Soria, Teruel, Burgos y Guadalajara.
En la web de la ACE podrás encontrar conclusiones interesantes sobre ambas enfermedades según vaya pasando el tiempo y se vayan teniendo más datos en las zonas corceras de España. Cualquier persona que detecte la presencia de este parásito u otros que pudieran aparecer y quiera colaborar en el proyecto, puede descargarse la ficha correspondiente en el apartado “Proyecto Oéstridos” ubicado en la web de la ACE, en este enlace.