El cazador Rubén Yeguas, natural de la localidad turolense de Alcorisa, ha recordado cómo dio con uno de los corzos más raros de la pasada temporada el 30 de agosto de 2020. Fue en un rececho en un coto de la provincia aragonesa y ha detallado a Jara y Sedal, a tan sólo unos días de irrumpir la temporada corcera, cómo abatió este ejemplar.  

Aquel día, en una mañana en la que iba junto a su padre a recechar a los duendes del bosque, no imaginaban que iban a terminar abatiendo un corzo con una peculiar cuerna de ocho puntas: «Íbamos caminando por unos campos pegados a un pinar, pasaba el tiempo y seguíamos sin suerte, ya que ni siquiera vimos hembras», explica sobre el comienzo de la mañana.

Seis kilómetros después se asomaron a un campo de almendros en un barranco y ahí consiguieron ver la primera hembra: «Estuvimos observando con los prismáticos por la zona y vimos un macho muy joven con ella y de repente tras un almendro asomó éste», describe el cazador.

No daban crédito al macho que habían localizado

Otra imagen del joven con el corzo abatido. © R. Y.

Eran las 9 de la mañana e iban en dirección a los pinos a buscar encame, con lo cual solo tenían una oportunidad. «Cuando evaluamos el animal, no dábamos crédito. Mi padre lo observó mejor, con más tiempo y me dijo que disparase». El cazador, confiado, apuntó con su rifle Titán 16, en calibre 7mm Remington Magnum a unos 150 metros de distancia.

«Había apreciado que tenía buena cuerna, pero no tal y como era», señala. «Disparé desde lo alto, a unos 150 metros, y cayó al segundo», detalla tras un disparo certero. Padre e hijo sólo repetían, al ir a cobrar la pieza, que «no sería para tanto», pero al llegar quedaron sorprendidos.

«Yo no me lo creía, ya que todos los corzos que había abatido hasta el momento eran muy discretos», confiesa el joven. Tenía tres años de edad y fue medalla de oro, pero «tal y como me dijo el taxidermista, lo importante es el conjunto del trofeo, ya que es único», concluye el joven.