Este pasado domingo se hacía viral a través de las redes sociales un vídeo en el que dos pescadores de carpfishing ven cómo un gran jabalí se acerca al lugar en el que tienen las cañas. La grabación muestra cómo el enorme cochino llega a nado hasta los jóvenes y chasca sus colmillos en señal de amenaza mientras éstos graban la escena.

Jara y Sedal ha contactado con uno de los protagonistas, Daniel G., que ha narrado de principio a fin lo sucedido ofreciéndonos todos los detalles. El pescador confiesa sentirse abrumado por el increíble alcance que ha tenido el vídeo y prefiere mantenerse en el anonimato, por eso nos pide que no mostremos ni su rostro ni sus apellidos.

«Pensamos que era una vaca»

Los dos jóvenes estaban pescando ayer en Falces (Navarra) cuando vieron que en el junqueral de la orilla de enfrente se empezaba a abrir paso un animal. En primer lugar, Daniel explica que pensaron que era una vaca brava: «Pero no, de repente se echó al agua el jabalí, vimos que se acercaba hacia nosotros, nos pusimos a grabar y venía como loco. Intentamos ahuyentarlo, pero se acercó hasta nuestros pies. Estábamos tranquilos porque ya sabíamos que por ahí no podía subir», recuerda el pescador.

Daniel señala que «podía haber hecho un destrozo bastante bueno: el barco cebador, toda la electrónica para pescar, las cañas… Al final conseguimos que se fuese más abajo. El jabalí vio que por ahí no podía subir. Nosotros sabíamos que estábamos en peligro, pero es que si lo dejábamos ascender tenía camino libre para empujar todo el equipo y destrozarlo: el estropicio podría haber sido muy grande», reconoce.

«En cuanto vimos que se movían todos los matorrales, echamos a correr»

El pescador asegura que el animal finalmente consiguió salir del agua. «En cuanto vimos que se movían todos los matorrales, echamos a correr hacia el coche. Nos subimos al capó –que se ha quedado aboyado- y al techo del coche, porque el jabalí venía detrás a por nosotros. Empezó a atacarnos e incluso dejó el colmillo marcado en el guardabarros», admite Daniel.  

«Estábamos atemorizados por la situación: cuando le vimos sacar el lomo nos asustamos, porque veíamos que era muy grande». Poco después los pescadores llamaron a los cazadores de la zona: «Vinieron a rastrearlo con los perros y algún can le siguió el rastro hasta el monte, pero ya era zona restringida porque es reserva y no pudieron cazarlo, dando al jabalí por perdido», concluye su relato el pescador.

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