Lo ha publicado la Guardia Civil en su perfil oficial de Twitter, en el que además añadía que «el hombre sigue dejando huellas imborrables», culpando al ser humano de la desaparición del bucardo e invitando a denunciar para que «no se repita». El desacertado y erróneo mensaje no para de compartirse en las redes. 
14/12/2018 | Redacción JyS

guardia civil dice que arrui y muflon estan extinguidos
La Guardia Civil asegura en Twitter que el arruí y el muflón están en peligro de extinción. / Twitter

El instituto armado ha cometido un grave error al hacer público un desacertado mensaje en la red social Twitter en el que culpa al ser humano de la extinción del bucardo y cita al arruí y al muflón como especies en peligro de extinción. La Guardia Civil añadía en el texto que «el hombre sigue dejando huellas imborrables» e invitaba a denunciar para que «no se repita».

Un mensaje desacertado y erróneo

«Lamentablemente ya nadie podrá ver un #bucardo pues el último ejemplar murió en el año 2000. El hombre sigue dejando «huellas» imborrables… Ojalá que no se repita con los 23 animales en peligro de extinción en #España (arruí, muflón, etc.)». La Benemérita invitaba a denunciar al concluir este mensaje publicado en el su perfil oficial de Twitter facilitando el número de teléfono del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), haciendo creer que el arruí y el muflón son especies catalogadas en peligro de extinción. 
Según publica el BOE en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas, ni arruí ni muflón están incluidas en las categorías que la Guardia Civil asegura, ni siquiera en ninguna de las otras varias que clasifica el catálogo. Por lo tanto, el texto publicado en Twitter es totalmente falso. 

El último bucardo murió aplastado por un árbol  

En cuanto al bucardo, habría que recordar a los responsables de las redes sociales del instituto armado que no se tomaron medidas de recuperación de esta especie salvaje de cabra montés (Capra pyrenaica pirenaica) que pobló durante siglos el Pirineo hasta la década de los 90, no consiguiendo posteriormente su objetivo: recuperar la población de una especie que desde los años 70 contaba ya con menos de veinte ejemplares. 
De hecho el último bucardo, Celia -como se la conocía coloquialmente-, pereció el día de Reyes del año 2000, y murió sentenciada por la naturaleza que le dio vida: aplastada por un árbol que se quebró y que, con certeza quirúrgica, cayó sobre ella justo cuando pasaba junto a su tronco, sin que la mano del hombre mediara en ello. 

Murcia continua aniquilando arruís y deja de ingresar 300.000 euros en permisos de caza

La Administración murciana ha ordenado recientemente matar casi 400 arruís en Sierra Espuña mientras sigue sin autorizar su caza. Estos últimos permisos podrían haber aportado a las arcas cerca de 300.000 euros. 
Después de que Ecologistas en Acción, SEO/Birdlife y AEMS Ríos con Vida se salieron con la suya en marzo de 2016, al conseguir que el arruí se considerase especie invasora sentenciándola a su exterminio, la aparente lentitud con la que la Administración regional está gestionando las autorizaciones está soliviantando a cazadores y gestores de cotos privados de la región, que ven cómo el final de la temporada cinegética está a dos meses vista sin que, por el momento, la Consejería de Medio Ambiente que gestiona Javier Celdrán haya permitido cazar a los también conocidos como muflones del Atlas.
En la actualidad, agentes medioambientales y celadores están encargándose de abatir las piezas marcadas en el plan diseñado por la administración murciana para exterminar el arruí de su región. Una especie catalogada como exótica invasora, pero que aporta innumerables beneficios a nuestros montes. Según Alfonso San Miguel, catedrático de la Escuela de Ingeniería de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid y autor del libro El arruí, oportunidades y amenazas, «este ungulado pastador desarrolla la función que antaño realizaban los rebaños de cabras y ovejas. Si desapareciese, difícilmente encontraríamos una especie tan beneficiosa para el hábitat y el futuro de la sierra sería la de un abandono peligroso que derivaría en riesgos de incendios y en la definitiva extinción de las especies autóctonas arbustivas de este ecosistema».

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