La guerra entre Ucrania y Rusia ha dejado miles de minas terrestres en el territorio ucraniano, que suponen un grave peligro para los agricultores que quieren cultivar sus tierras. Ante la escasez de recursos y la lentitud de los servicios oficiales de desminado, algunos campesinos han decidido tomar cartas en el asunto y crear ingeniosos inventos para limpiar sus campos de explosivos.
Es el caso de Oleksandr Kryvtsov, un agricultor de la localidad de Hrakove, que ha diseñado un tractor con control remoto capaz de soportar las detonaciones de las minas. Kryvtsov ha usado placas blindadas extraídas de tanques rusos dañados para proteger el cuerpo de su maquinaria, y ha comprado un sistema que le permite operar el vehículo desde una distancia segura, dentro de un cubo de excavadora suspendido en el aire.
Según explicó a la agencia Reuters, Kryvtsov decidió construir este tractor porque llegó el momento de la siembra y no podía esperar más a que los servicios de rescate desminaran sus campos. «Pasamos por encima de una mina antitanque. La protección se voló (pero) el tractor está a salvo», dijo. «Todos están vivos y a salvo. El equipo fue restaurado y reparado», añadió sobre lo sucedido.
Kryvtsov no es el único agricultor ucraniano que se juega la vida para poder sembrar. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, las minas y los proyectiles sin explotar en el campo ucraniano podrían tener graves consecuencias a largo plazo para la agricultura, una parte vital de la economía del país.
50 años y 37.400 millones de dólares para desminar todo el territorio
Se estima que hay 174.000 kilómetros cuadrados de Ucrania contaminados por minas, y que se necesitarían 50 años y 37.400 millones de dólares para desminar todo el territorio.
Algunos ciudadanos ucranianos han viajado a Kosovo para aprender a desactivar los explosivos, siguiendo el ejemplo de este país que sufrió una guerra brutal entre las fuerzas serbias y los independentistas albanokosovares a finales de 1990, y que quedó con 4.500 campos de minas por limpiar.
Sin embargo, la mayoría de los agricultores ucranianos dependen de su ingenio y su valentía para poder seguir trabajando en sus campos, esperando que algún día puedan hacerlo sin temor a perder la vida.