Todo se remonta a principios del mes de junio de 2022. Un agente del Seprona de la Guardia Civil, de El Bierzo, en León, comenzó a sentir cansancio y sueño excesivo. Apenas unos días después, el hombre, a sus 51 años, falleció y la autopsia confirmó que la causa de su muerte había sido por fiebre hemorrágica Crimea-Congo (FHCC)

Esto ocurrió el 19 de junio. Sin embargo, ya dos días antes el agente ni siquiera tenía fuerzas para sostener un vaso de agua, le costaba caminar y, por ello, acudió a la consulta de su médico, derivándole este al servicio de urgencias del centro hospitalario. Su evolución fue muy negativa y no pudieron salvarle la vida, pero no fue hasta un mes después cuando achacaron su muerte a esta enfermedad transmitida por las garrapatas.

Una sentencia «pionera» para un agente del Seprona

Han pasado justo dos años desde entonces y, ahora, una sentencia firme y pionera ha condenado al Ministerio de Defensa y ha reconocido la muerte en acto de servicio de este agente del Seprona por contagio de fiebre de Crimea-Congo.

Desde la asociación ‘El Defensor del Paciente’ han asegurado respecto a esto que «no se trata de un caso de mala praxis médica, pero es una sentencia pionera puesto que es la primera vez que se reconoce que el listado de enfermedades profesionales de la Seguridad Social debe ser aplicado también a las clases pasivas».

De este modo, la sentencia dispone que las enfermedades profesionales reconocidas a trabajadores de la Seguridad Social tienen que aplicarse a los trabajadores de las clases pasivas del Estado y, en concreto, a la Guardia Civil.


¿En qué zona de España es más fácil que un jabalí te contagie la mortal fiebre de Crimea-Congo a través de sus garrapatas?


Por lo tanto, el fallo judicial ha servido de censura para el intento de la asesoría jurídica del Ministerio de Defensa de borrar la relación causal cuando existe una presunción legal que no admite prueba en contra del origen de la enfermedad profesional.

Es por ello que, al aplicar esa presunción, determina que el fallecimiento del Guardia Civil fue en acto de servicio dado que las enfermedades infecciosas transmitidas por animales, como es en este caso la fiebre Crimea-Congo, están reconocidas como enfermedades profesionales para el personal de trabajos de conservación de la naturaleza y se han contraído al ejercer actividades propias de la prestación su trabajo como agente del Seprona.

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