Hace unos días publicábamos la noticia de que un cazador había abatido un viejo y enorme macho montés en en la Reserva de Gredos. Tras la publicación de la misma, los instigadores del odio animalista y aquellos medios que les dan difusión no tardaron en activar el sistema ‘Cecil’ tratando de calificar este acto como repugnante y un atentado contra la naturaleza. Apoyados en un mensaje polarizante y netamente sentimental, los radicales animalistas buscaron la indignación de los internautas exhibiendo unas imágenes de las que, por cierto, no tienen los derechos de propiedad intelectual. Todo valía para conseguir un click fácil.

Pero tras la oleada de insultos y reacciones de inmediata indignación, llegaron las respuestas de algunos tuiteros que sí conocen qué implica la caza de un macho montés récord y el tremendo beneficio que supone para el resto de la biodiversidad. Porque cuando el vacío, radical y ruidoso mensaje animalista que solo busca la polarización enmudece, lo que queda es el resultado de esa cacería, que solo aporta beneficios a nuestra naturaleza y a nuestra sociedad. Estas son solo algunas de las razones por las que los furibundos animalistas y los medios que le dan cobertura deberían dar las gracias a ese cazador.

1. Ayuda a cumplir con el plan de ordenación de la Reserva Regional de caza de Gredos

La fauna hay que controlarla. Es necesario hacerlo porque su exceso de población es una amenaza para la flora y para la propia especie. El macho montés récord cazado en Gredos es uno de los ejemplares que la Administración –que es la que gestiona la Reserva– ha decidido que puede extraerse de forma controlada manteniendo la buena salud del ecosistema y de su conservación. Por tanto, esa labor de extracción es necesaria y supone un beneficio que ninguno de los animalistas que critican está dispuesto a realizar.

2. Era un ejemplar perfecto para cazar, desde el punto de vista científico

El gran macho montés abatido era un ejemplar que se encontraba en el ocaso de su vida. El gran tamaño de los cuernos de este ejemplar era debido precisamente a su longevidad. Desde el punto de vista científico, era el objetivo perfecto: macho viejo que ya ha transmitido su extraordinaria genética y que deja paso a machos más jóvenes con mejor fertilidad. En ecología, lo verdaderamente importante no es la salud del individuo, sino la del grupo, por eso es beneficioso para la cabrada. El ecologismo es otra cosa…

3. Tuvo una muerte más piadosa que si fuese natural

Una realidad que los animalistas parecen obviar es que la muerte existe. Todos los seres vivos pereceremos. Si el gran macho montés no hubiese sido cazado habría fenecido igualmente y, lo más seguro, es que no de una muerte rápida y fulminante como la que tuvo. La naturaleza es muy cruel, y las muertes, si son naturales, se producen de una forma lenta y agónica. No es la primera vez que en Jara y Sedal mostramos cómo se producen. Si por el contrario es víctima de un depredador o resulta herido en una pelea con otro macho, el grado de estrés que sufre junto a la gravedad de los traumatismos provocados hace de su muerte algo que a ningún ser vivo le gustaría experimentar. No debe ser agradable que te empiecen a comer mientras aún eres consciente de todo.

El disparo, por contra, es fulminante, puesto que todos los equipos de caza se diseñan con ese objetivo para evitar sufrimientos innecesarios al animal.

4. El dinero de la caza del macho montés récord se reinvierte en la conservación

Una de las cosas que debería alegrar a los amantes de la naturaleza es precisamente el extraordinario tamaño de los cuernos del viejo macho. El cazador paga en función del tamaño de los mismos, por lo que cuanto mayores son sus dimensiones más dinero se ingresa a las arcas públicas. Porque no lo olvidemos, esa gran cantidad de dinero repercute en los bolsillos de todos los españoles y con él se puede mantener, entre otras cosas, la propia reserva. Son muchos los gastos que implica la misma, entre otros el control del furtivismo, que se sufraga gracias a esos cazadores.

¿Cuántos de los tuiteros que, iracundos, claman contra la caza de este ejemplar esta dispuesto a pagar 5.000, 10.000 o hasta 30.000 euros de su bolsillo para conservar la Reserva Regional de Gredos? ¿Cuántos de esos instigadores de oleadas mediáticas de odio ha gastado, siquiera, 50 euros en algo parecido? En lugar de criticar, deberían dar gracias a quienes lo hacen.

5. Ayuda a mantener poblada la España Vaciada

La caza es uno de los elementos más importantes a la hora de fijar población en la España Vaciada. De hecho, genera 6.475 millones de euros en España y emplea a 187.000 personas –más incluso que el sector de la automoción–. No solo se paga por el animal que se caza, también se ocupan hoteles, restaurantes, se consumen productos, se contratan guardas… Esto repercute a mantener la población fijada en el mundo rural. Algo que también es crucial para conservar nuestros ecosistemas y que no se consigue tuiteando con ira desde el sofá de un piso ubicado en una ciudad.

6. Evita muertes de más ejemplares

Uno de los graves problemas a los que se enfrentan las cabras monteses es el de la sarna. La sarna es una enfermedad terrible que las mata poco a poco y que, por desgracia, se extiende con gran facilidad. Por eso es tan importante mantener las poblaciones de cabras monteses en niveles adecuados y evitar la superpoblación. Si la sarna entra en una cabrada superpoblada, puede aniquilar al 50% de la población, como ya hemos visto en muchos puntos de España. Y no solo afecta a la cabra, tal y como ha demostrado un estudio reciente también puede transmitirse a otros animales como el jabalí.

7. Reduce los accidentes de tráfico

Hace solo un año lamentábamos un triste suceso: una joven de 17 años fallecía en un accidente con una cabra montés tras caer a un pantano. La caza de estos animales reduce la siniestralidad al mantener controladas sus poblaciones. Quizá haya más de un animalista que no haya tenido un siniestro gracias a un cazador. Una labor que ayuda a toda la sociedad y que casi nunca se agradece.

8. Evita las masacres de animales financiadas con dinero público

La caza es necesaria. Eso es una verdad absoluta. La fauna silvestre necesita un control que no van a realizar los animalistas si se cumple su objetivo de acabar con ella. El mejor ejemplo lo tenemos en la recién prohibida caza en Parques Nacionales. Después de conseguir este ‘logro’ que ha supuesto un gran golpe para la economía rural de las zonas afectadas, la población de animales se ha disparado y se ha tenido que recurrir a empresas privadas, pagadas con dinero de todos los españoles, para que exterminen esa población sobrante.

Y decimos exterminar porque su control, como hemos visto en Monfragüe, se ha realizado en grandes cercones a los que se atrae a ciervos y jabalíes con comida para, posteriormente, encerrarlos y sacrificarlos. Matanzas en las que no se elimina a un macho viejo, como el del cazador ahora criticado, sino en el que caen hembras preñadas, crías, ejemplares jóvenes… y por los que, curiosamente, ningún animalista ha protestado. La caza evita estos campos de concentración que puedes ver en el siguiente vídeo.

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9. Cumple con el tipo de caza apoyado por la mayoría de la sociedad

No lo decimos nosotros, sino un estudio publicado en la revista científica Conservation Biology en mayo de 2020, que ha puesto de manifiesto el apoyo de la sociedad a la necesidad de controlar los daños derivados de la sobreabundancia de ungulados silvestres, como ciervos y jabalíes, en los parques nacionales. En él, el 66% de los encuestados se mostró a favor de que el control fuera realizado por cazadores supervisados por agentes medioambientales, precisamente como sucedió en la caza del gran ejemplar de Gredos.