Después de un día de caza, un rececho o una montería, seguro que quieres tener un recuerdo del trofeo que abatiste pero es tu responsabilidad hacerlo de forma ética y respetuosa.

No hay nada más feo que imágenes de ciervos, corzos o jabalíes tirados por el suelo, sobre charcos de sangre y con la lengua fuera. Sobre todo, si lo que quieres es compartir tus experiencias a través de las redes sociales. Recuerda que estas son una ventana al mundo y este tipo de fotografías pueden ser de extrema crudeza para alguien ajeno al mundo de la caza. Cuida nuestra imagen en favor de todos.

Cómo hacer una foto de caza, por Pedro Ampuero

Nuestro amigo Pedro AMpuero es todo un ejemplo. Además de ser un cazador impresionante, es un garante del respeto y la dignidad que siempre han de tener las piezas de caza. En su último vídeo, publicado en su canal de YouTube, explica en algo más de seis minutos 20 trucos súper prácticos para que puedas hacer las fotos de caza perfectas.

«Como cazadores es nuestra responsabilidad sacar fotos respetuosas con el animal abatido, más aun so nuestra intención es colgarlas en redes sociales. Es por esta razón que me gustaría compartir una serie de trucos y conceptos para que llevéis vuestras fotos de trofeo al siguiente nivel, y que guardes un recuerdo tan bonito como la experiencia», asegura Pedro en la descripción de su vídeo. Después de este fenomenal tutorial ya no tienes excusa para perder cinco minutos y hacer las cosas bien.

YouTube video

Animales con una rama en la boca: otra muestra de respeto

Seguro que lo has visto en infinidad de fotos y documentales. El cazador, después de cobrar su pieza de caza mayor, corta una pequeña rama de la vegetación cercana y la coloca con cariño en la boca del animal. Pero ¿por qué lo hace? ¿Qué sentido tiene esa acción? ¿Cuál es su origen?

A esta noble tradición muchos cazadores la conocen como ‘El último bocado’. El ritual es el siguiente: después de un rececho, cuando el ciervo, rebeco o corzo yace en el suelo, cazador y guía se acercan a él. Ante la pieza, ambos se descubren como muestra de respeto (se quitan el sombrero o la gorra). El guarda de caza corta dos ramas de la vegetación más próxima. Una la coloca con mimo dentro de la boca del animal y la otra la mancha con la sangre que mana de la herida (en el orificio de entrada, pues es la más noble), para después ofrecérsela al cazador.

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Un rebeco recién abatido, con una rama de pino en la boca. © Ramón Garoz

Este debe colocarla en la parte derecha de su sombrero antes de volver a cubrirse. Durante este respetuoso acto de entrega, el guarda o guía de cazapronuncia la siguiente palabra en alemán: Weidmannsheil (que se podría traducir por algo similar a: «saludos hombre de campo») a lo que el autor de abate debe contestar Weidmannsdank («gracias del hombre del campo»). Al acabar, la tradición dicta que ambos deben sentarse cerca del animal en absoluto silencio como señal de respeto y admiración. A esta circunstancia se le conoce como Totenwache (guardia de honor).

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