Estos jabalíes se han instalado en la zona de la Ribeira Sacra, donde muchas fincas pueden estar hasta ocho años sin cazarse. Esto hace que, unido a la abundancia de alimento, puedan alcanzar ese tamaño. Senén Ramos, jefe de la cuadrilla «Monteiros Ribeira Sacra», nos lo cuenta.
14/4/2019 | Redacción JyS
Pesan hasta 180 kilos y se encuentran en la zona de la Ribeira Sacra –provincia de Orense-. Son lo que en la cuadrilla ‘Monteiros Ribeira Sacra’ llaman «vakamulos»: jabalíes que debido a las condiciones naturales del lugar y el abandono de las fincas, viven «a sus anchas» en ese territorio. Estas fincas pueden estar hasta ocho años sin cazarse, lo que hace que, junto con la abundancia de alimento, puedan alcanzar ese tamaño.
Senén Ramos, jefe de la cuadrilla «Monteiros Ribeira Sacra», ha narrado para Jara y Sedal cómo es el día a día en su actividad cinegética con estos descomunales jabalíes. «Los solemos cazar en ganchos colocados en montes comunales en los que no hay contacto con el ser humano en ningún momento del año», comienza relatando.
En esa zona «hay dos aspectos que juegan a favor de la caza», según relata Ramos. El primero es el medio natural, «que es muy abrupto, por lo que tienen muchísima defensa los animales». Esto se debe a que «toda la tierra de labor de décadas anteriores se ha dejado que sea monte al irse la gente de los pueblos -y mucho más en Orense, que es de las provincias que más población pierde-», reseña Ramos.
«Lo que antes eran tierras de labor de centeno o de castaños, ahora ya se ha dejado sin labrar»… y ahí entra en acción el segundo elemento: la castaña. «Hace 100 años, la gente en la zona vivía en esta zona de los castaños, de la miel y de la pesca. Ahora mismo es una selva de espino, de zarzas… y los castaños siguen ahí, por lo que al jabalí la castaña es el fruto que más le gusta», relata el cazador. Con este fruto, «los jabalíes acumulan más grasa, tienen un cuerpo más fuerte y son más corpulentos que los del sur del país», dice el cazador.
Comida y reproducción, dos ingredientes fundamentales
«Se meten en las zarzas, están ahí todo el día, se llenan de castañas y vuelven a su lugar de encame», relata Senén. Además, en la zona «notamos que tenemos una población de jabalíes bastante importante y, además, nos llegan animales desde muy lejos a comer». Senén añade: «Si un jabalí que llega a esta zona tiene 120 kilos en verano, en Navidades lo cazas y tiene 150, 160 o 170 kilos perfectamente, ya que se llena de grasa debido a la castaña», reseña el cazador.
Senén también explica que los grandes trofeos no suelen abundar debido a que en esta zona los animales «no incorporan tanto mineral calcio, que es lo que favorece el desarrollo de un buen trofeo. Al final, hablamos de huesos y de dientes, que son calcio». A pesar de ello, la provincia de Orense, que es la transición entre Castilla y León y el norte, «quizá sea la que mejor calidad de trofeos tiene tanto de corzo como de venado y jabalí» de toda Galicia.
El lobo, un grave problema en la zona
Uno de los grandes problemas en la zona que cita Ramos es el lobo: «Yo soy un enamorado de la naturaleza y me encanta el lobo, pero todo tiene que tener un equilibrio». Y va más allá: «Aquí hay antecedentes de muertes humanas en el siglo pasado, a 2 kilómetros de Orense», advierte Ramos, añadiendo que «el tema muy desmadrado en la zona ya que la Administración no hace nada para evitar sus daños en animales».
Enlazando este asunto con los ‘vakamulos’, Ramos coincide en que «donde hay lobo, suele haber jabalíes grandes, ya que los jabalíes se agrupan y siempre suele haber un ‘vakamulo’ de macho alfa que hace la función de defensor».
El lance de ‘Avión’ con un ‘vakamulo’ de 140 kilos
Recordamos el lance que vivió José Rodríguez, conocido en la zona popularmente como ‘Avión’, cazar un impresionante jabalí de 140 kilos y medalla de oro, ocurrió en los Cañones del Sil, cerca de la zona de Loureiro, en Ourense, el pasado 20 de enero. Concretamente la cacería se desarrolló en una zona de catamaranes, en las inmediaciones del parador de San Esteban, una zona turística en la que se encuentra la Presa del mismo nombre. Por la mañana ya levantaron hasta cuatro jabalíes de unos 40 kilos de peso, según nos contó Senén, pero fue por la tarde cuando en la parte superior de un cañón unos cachorros de Roque –otro componente del grupo- «empezaron a avisar en un zarzal muy espeso que allí había un bicho grande»… y así se hicieron con él.
