La montería tradicional involucra en su organización y desarrollo a un gran número de personas, todas ellas necesarias para que todo transcurra por los cauces deseados. A los cazadores de las posturas tenemos que unir rehaleros, batidores, postores y secretarios, por lo que resulta crucial extremar las medidas de seguridad con tanta gente en el campo al mismo tiempo. Esta es labor del organizador, que deberá primar la seguridad de los participantes a los posibles resultados de la cacería.

1-. Indicaciones claras

Las tarjetas de los puestos son un buen tablón donde anunciar las normas básicas y recordar las medidas de seguridad en montería. Además, si un puesto requiere de alguna instrucción especial puedes anotarla ahí, y reforzar así las transmitidas por el postor. En el Manifiesto de la Montería se recoge en parte la tradición transmitida desde hace siglos de manera oral, e incorpora algunas recomendaciones y consejos que a día de hoy siguen siendo recomendables.

Las tarjetas de los puestos son un buen lugar donde recordar las normas básicas. ©Ángel Vidal
Las tarjetas de los puestos son un buen lugar donde recordar las normas básicas. ©Ángel Vidal

2-. Calma a la hora del disparo

La tensión es un elemento fundamental en este tipo de cacerías, pero cuando llega el momento del lance debes aparcarla a un lado y transformarla en calma, seguridad y confianza. Respira tranquilo y recuerda todas las normas elementales a la hora de apretar un gatillo: no disparar al viso, ni al tarameo ni sobre reses en un agarre.

Uno de los mayores peligros es el de no enterrar la bala: no sabemos lo que puede haber detrás ni a la distancia a la que aterrizará, por lo que no tires si por detrás del animal hay cielo o falsos visos. Por último, no vayas a un agarre sin cuchillo, es un peligro para perros, rehaleros y para nosotros.

3-. Utilización de prendas de alta visibilidad

Al planear una montería debe estudiarse el movimiento de todos los participantes, detallando la mancha a batir y la colocación de los puestos, los puntos de suelta y las direcciones de batida evitando en lo posible los cruces de campos de tiro o que los perreros anden por los visos.

Otro punto importante es la utilización de elementos reflectantes o de alta visibilidad por parte de todos los participantes y organizadores, algo que en algunas comunidades ya es obligatorio. Este tipo de prendas mejoran sustancialmente la visibilidad y, aunque muchos son reacios a su uso por eso de las tradiciones, van calando en los monteros. No hay nada como fijarnos en nuestros vecinos europeos: ellos ya las utilizan desde hace tiempo y sin problemas.

El uso de prendas de alta visibilidad es fundamental. © Solognac
El uso de prendas de alta visibilidad es fundamental. © Solognac

4-. Colocar los puestos con la seguridad como premisa

Su planificación debe estar basada, ante todo, atendiendo a criterios que aumenten la seguridad durante la celebración de la montería. Habitualmente se colocan en caminos, cortaderos y puestos naturales. En estos últimos es más fácil delimitar el campo de tiro, ya que el cazador dispara sobre testeros o zonas amplias sin otros participantes. En el caso de armadas dispuestas en cortaderos o caminos, la norma básica es que se ubiquen de forma que siempre queden desenfilados entre sí y protegidos, por tanto, de los disparos de otras posturas, aprovechando para ello la propia configuración del terreno.

Si no fuera posible, es mejor que se vean los unos a los otros, estando alineados y pegados al monte que se va a batir. Dos medidas muy útiles para aumentar aún más la seguridad son colocar tragabalas o taludes de tierra entre puestos en las traviesas llanas para evitar los tiros entre cazadores y recordar, antes del sorteo, que no se puede tirar a la contra, cuando la res nos entra de espaldas. No está de más señalizarse con los vecinos de puestos e incluso, llegado el caso, delimitar el campo de tiro entre puestos.

5-. Precaución en el remate a cuchillo

Durante la montería, en ningún caso debemos abandonar el puesto ni desplazarnos a otro salvo circunstancias excepcionales. Una de ellas es acudir al remate a cuchillo en un agarre cuando los perreros se encuentran a mucha distancia del lugar. En este caso sí está permitido, no sin antes advertir a los monteros de las posturas contiguas. El remate a cuchillo es el lance más emocionante de cuantos se pueden vivir en una montería pero también presenta un alto grado de peligro si no sabes cómo actuar.

En caso de no estar seguro de poder llevarlo a cabo es mejor dejar que sean los rehaleros quienes se encarguen. Como mencionamos antes, las armas de fuego están prohibidas en los agarres. Lo más seguro es entrar por detrás, con el aire de cara, apoyándonos en la ayuda de los perros para sujetar el animal y clavar certeramente el cuchillo en el codillo hasta su muerte. Si consigues dominar tus nervios, este tipo de momentos son lo que recordarás toda tu vida.

6-. Los rehaleros, visibles en todo momento

La planificación de la forma de batir la mancha corre a cargo del capitán de montería, que suele ser el organizador o persona que conozca la zona. Este conocimiento le permitirá también coordinar, organizar y dirigir el movimiento de las rehalas minimizando los riesgos. La organización debe contemplar la presencia de guías que conozcan el terreno y puedan orientar a los rehaleros sobre los puntos de suelta, las direcciones de batida y las manos previstas si son nuevos en la zona.

La utilización de emisoras en permanente contacto con el capitán de montería favorecerá que los movimientos de todas las rehalas vayan acompasados. Es necesario ser visibles en todo momento y avisar de tu presencia con la voz a los puestos vecinos. Un polar naranja, un pantalón de seguridad y unos pulmones a prueba de bombas son elementos de seguridad básicos para los batidores.

7-. El consejo: ¿Alcohol? Del doble cero

Vas a tener un arma en tus manos, así que no bebas ni una gota de alcohol y no permitas que otros lo hagan antes de cazar. Los rifles son el principal factor de riesgo durante el transcurso de una montería. Las armas las carga el diablo, se dice, y las disparan los imprudentes. Esta frase resume una consigna clara que no se debe olvidar: hay que mantenerlas enfundadas hasta llegar al puesto, nunca se deben cargar antes y debemos vaciarlas al acabar la montería.

Las armas deben estar enfundadas hasta llegar al puesto, nunca se deben cargar antes y debemos vaciarlas al acabar la montería. @Innova Ediciones
Las armas deben estar enfundadas hasta llegar al puesto, nunca se deben cargar antes y debemos vaciarlas al acabar la montería. @Innova Ediciones

Antes de ocupar nuestro lugar habremos realizado las comprobaciones oportunas, identificando el campo de tiro y las posturas cercanas. Otro ejemplo de lo que no se debe hacer es utilizar el visor como un prismático para localizar a nuestros vecinos de puesto. a través del visor, contra otros cazadores. Y sobre todo, nunca debemos probar una gota de alcohol cuanto vamos a manejar un arma.

Los tradicionales desayunos adornados con vinos, anises, aguardientes y otros espirituosos son impensables en otros países europeos, por poner un ejemplo. El mero hecho de pensar que los cazadores de tu alrededor van a empuñar un rifle después de varios tragos ‘quita fríos’ es motivo suficiente para exigir que esa persona no participe en la cacería o la devolución de tu dinero. Si empuñas un arma, ya lo sabes: alcohol del doble cero.

8-. Señaliza la montería para advertir a otros usuarios del monte

señalización de montería.
Señalizar la montería con carteles como este evitará que otros usuarios entren en la zona de caza.

Poner en aviso a la población y ‘turistas’ de que en esa zona
se va a celebrar una montería es básico… y obligatorio. Cuántas veces se ha dado el caso de que personas ajenas a la montería surgen de la nada en medio de la mancha con el consiguiente peligro que eso supone. Cuando ésta linda con carreteras también se pueden provocar accidentes o situaciones peligrosas con las carreras de las reses.

En gran medida estos riesgos se pueden minimizar señalizando con anterioridad la zona a cazar, principalmente en todos los accesos así como en carreteras adyacentes. De esta manera, quienes frecuenten el campo pueden darse por aludidos y evitar transitar por la zona, y los conductores pueden reducir la mancha en previsión de que una res pueda aparecer en la calzada. En la mayoría de las comunidades no se establece con qué antelación deben colocarse tales señales. En otras, como Madrid, por ejemplo, debe hacerse al menos 48 horas antes de la cacería y retirarse dentro de los dos días siguientes a su celebración.

Otro factor que influye en la visibilidad y, por tanto, en la señalización entre puestos, es la meteorología. Cuando ésta suponga una reducción de la visibilidad de forma tal que pueda suponer un peligro para las personas es obligatorio suspender la montería por imperativo legal.