El lobo cada día va acercándose más a entornos urbanos, lo que va constituyéndose como un problema cada día más grave para la sociedad rural especialmente del norte español. Ese acercamiento propicia imágenes como la que ha ocurrido en Castrolandín, una aldea perteneciente al municipio pontevedrés de Cuntis. Según narran los vecinos afectados a La Voz de Galicia, se encontraron un lobo adulto en una casa de la población.

En un primer momento pensaban que se trataba de un perro, pero al verlo con más detenimiento se percataron cuenta de que era un lobo y no un perro asilvestrado. Según ha explicado al citado medio el alcalde de Cuntis, Manuel Campos, era la primera vez que estos vecinos se encontraban con un lobo en su aldea.

«Esta aldea está lejos de los montes donde viven estos animales y además el lobo se encontraba en el medio de un conjunto de casas habitadas», describe el alcalde a La Voz de Galicia.

Tras el hallazgo, los vecinos avisaron al alcalde y a Protección Civil de Cuntis para que actuasen. El primer edil puso el hecho en manos de la Consellería de Medio Ambiente, que envió a un guarda y a un veterinario para que actuasen.

Otro ejemplo de acercamiento de lobos a poblaciones

El pasado año, unos vecinos de Cubillo de Castrejón, pedanía de la localidad de Castrejón de la Peña, en la provincia de Palencia, grabaron a un lobo a pocos metros de sus calles.

En el vídeo se puede ver cómo el cánido permanece impasible ante la presencia humana, sin hacer ningún atisbo de huida y esperando a otro ejemplar que se encontraba a unos metros de él, aunque este no aparece en la grabación.

Además, el lobo atravesaba la población a plena luz del día, con el peligro que eso supone para los animales domésticos que se encuentran cerca de sus hogares o los niños de la zona.

¿Qué podría pasar si un lobo ataca a un niño?

Los ataques de lobos a niños son algo que no se ha olvidado en la memoria de los pueblos gallegos. 21 de julio de 1958. Un niño de cinco años llamado Manuel Suárez se encuentra jugando en el bosque cerca de Vimianzo, un pequeño pueblo coruñés próximo a la Costa da Morte. No está solo, le acompaña su amigo Alberto. Cerca de ellos, aunque fuera de su vista, se encuentran sus tíos, que trabajan el campo mientras ellos se divierten con sus juegos. A pesar de estar en verano la temperatura es baja, por eso visten ropa de manga larga. Los dos pequeños creen que están solos, pero se equivocan. Una sombra les observa desde la espesura de un monte cercano. Primero, con curiosidad. Después, con hambre. Este fue el testimonio que nos dejó.

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