Este joven estudiante para agente forestal realiza magníficos dibujos de caza entre clase y clase… ¡no se puede resistir a esperar al fin de semana para calmar su afición! 
23/2/2019 | Redacción JyS

dibujo caza
La paciencia es una de las virtudes del dibujo a lápiz, precisamente otro de los requerimientos a la hora de practicar la actividad cinegética. / S.J.

Tiene 20 años, estudia para agente forestal en Huesca, por supuesto que su gran pasión es la caza y, entre clase y clase, intenta calmar la espera hasta el fin de semana con papel y lápiz. Se llama Saúl Joven, es de la localidad zaragozana de Brea de Aragón y su pasión es la caza de la perdiz con perros de muestra, aunque en ocasiones y siempre que las circunstancias lo permitan, también sale de caza mayor.
Saúl tiene sus cuadernos y apuntes llenos de ilustraciones de caza. / S.J.

«Afición al dibujo la he tenido desde pequeño ya que me gustaba mucho esbozar todo tipo de animales principalmente especies cinegéticas y toros», explica el joven a Jara y Sedal. Su pasión por los animales se puede ver en los dibujos que aquí mostramos.
La paciencia es una de las virtudes del dibujo a lápiz, precisamente otro de los requerimientos a la hora de practicar la actividad cinegética. Dos características que, curiosamente, comparten las dos aficiones del joven Saúl. «Suelo dibujar desde que sabía manejar un lápiz. Antes practicaba mucho más, ahora en mis ratos libres también hago alguno que otro», explica sobre su experiencia personal en los últimos años.
En los dibujos de Joven se pueden apreciar perfectamente
El joven aprovecha para dibujar entre clase y clase. / S.J.

todos y cada uno de los detalles: la perfección de las cuernas, el extenso pico de la becada, la mirada fija y atenta del gamo… todo ello con el cariz autodidacta como marca personal del autor.
«Mi afición por la caza me viene desde pequeño, ya que se me inculcó en la familia por parte de mi abuelo y mi padre. Me gusta mucho salir al campo y todo lo relacionado con la naturaleza», relata a este medio el estudiante, que seguirá «matando el gusanillo» de su afición en los cuadernos entre clase y clase y durante las jornadas en las que el calendario o los exámenes se lo permitan.