Un estudio publicado en la revista científica Conservation Biology en mayo de 2020 y que ahora varios medios de comunicación generalistas han compartido, puso de manifiesto el apoyo de la sociedad a la necesidad de controlar los daños derivados de la sobreabundancia de ungulados silvestres, como ciervos y jabalíes, en los parques nacionales.
En la investigación participaron el Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible (iuFOR) -centro mixto de la Universidad de Valladolid y el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA)-, el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de Castilla-La Mancha y la Universidad Complutense de Madrid. En ella detallaron que el crecimiento descontrolado de las poblaciones de ungulados silvestres, como el ciervo y el jabalí, puede conllevar repercusiones negativas de carácter medioambiental y socioeconómico sobre espacios protegidos.
Mediante encuestas (190) se determinó que hay una percepción general positiva de la sociedad de cara a implementar programas para gestionar la sobreabundancia de los ungulados silvestres en los parques nacionales, aunque hay discrepancia sobre cómo hacerlo.
Apoyo a la caza supervisada por agentes medioambientales
Aunque la mayoría de los encuestados mostró su preferencia por intervenir para evitar el daño, muchos prefirieron que, de hacerse, se llevara a cabo capturando a los animales vivos para llevarlos al matadero o a cotos de caza.
Sin embargo, llama la atención que ante la pregunta sobre que el control se realizara por cazadores supervisados por agentes medioambientales -como una opción para financiar estas intervenciones- el 66 % de los encuestados se mostró favorable, cuando es algo que ya se realizaba precisamente de este modo. Por contra, un 19 % apostó por otras soluciones que no tuvieran que ver con la caza, aunque generaran un gasto económico.
Por tanto, aunque buena parte de la sociedad estaría a favor de la caza recreativa controlada y supervisada como herramienta para el control de la sobreabundancia de ungulados silvestres, los investigadores coinciden en que representa un conflicto social.
Los resultados del estudio determinaron que la caza en los parques nacionales podría ser una herramienta socialmente aceptable para manejar los problemas de sobreabundancia en ciertos contextos. Aún así la actividad cinegética en estos espacios se prohibió en diciembre de 2020.