El puesto de la Guardia Civil de Potes, en Cantabria, ha alertado de la presencia de un oso pardo en las cercanías del municipio tal y como han hecho saber a través de una advertencia que han difundido en forma de ‘bando’. «Debido a la gravedad de la situación, nos vemos obligados a darles el aviso por su seguridad», explica el comunicado, que ha sido compartido también a través de las redes sociales.

«Es de vital importancia que sepan que los avistamientos han ocurrido por la zona de los puentes del centro de nuestra localidad», añade la Benemérita. De hecho, les han hecho llegar «un aviso y pruebas sobre que el animal se encuentra por las zonas con más parajes naturales del pueblo, en este caso el río a las afueras en dirección carretera Cabezón de Liébana», detallan en el texto. Además añaden una imagen del ejemplar en cuestión captada por los guardas forestales, «que han intentado atrapar al animal sin éxito».

Esta es la advertencia difundida:

Cuando el oso era perseguido en España y valía 75 reales: así se dio caza al último de Vizcaya

Foto antigua de un cazador con un oso. © Archivo de Éibar

El oso pardo (Ursus arctos) siempre ha sido una especie temida por aquellos otros animales que coexisten con él. Si echamos mano de la literatura cinegética clásica como el Origen y dignidad de la caza, de Juan Mateoso en el Tratado de Montería del Siglo XV, comprobamos que los osos fueron perseguidos en todos aquellos montes de nuestro país en los que se encontraban.

Cuando uno ve al plantígrado en su situación actual, en la que ha estado al borde de la extinción y ha desaparecido de la mayor parte de España, no lo percibe como una amenaza, ni siquiera un animal que pueda ponernos en un aprieto. Por este motivo muchas personas se sorprendían a finales de mayo con la noticia de que un oso había atacado a una mujer, hiriéndola de gravedad, en Asturias. Los osos pueden atacar, aunque esto se vea como algo lejano o remoto desde la perspectiva urbanita de la mayor parte de la sociedad.