Por Pedro Ampuero
Si algo tiene el clima de montaña es que es completamente imprevisible. La nieve, el viento y otras precipitaciones a esa latitud pueden complicar la caza de montaña y el rececho sin importar cual sea la especie ovjetivo de la cacería.
1. Es importante ganar altura
Por ejemplo, en el caso del íbex es necesario superar en altura al rebaño para realizar la entrada de arriba hacia abajo. La razón es muy simple: todos los peligros que presenta la alta montaña para estos animales se encuentran a baja y media altura, por lo que si perciben algo que no les gusta tomarán la decisión de dirigirse hacia la cumbre para sortear el peligro.
Además, siempre están vigilando las zonas bajas, y son pocas las ocasiones en las que levantan la cabeza para controlar las atalayas. No importa la distancia que debas recorrer para cazar: da la vuelta y busca la ruta más adecuada para ascender sin ser localizado.
2. Controla las corrientes térmicas
No estás recechando en una dehesa o en un barranquete cualquiera. Esto es la alta montaña, donde la caza es extrema y las condiciones climatológicas no suelen estar de tu lado. Sin embargo, existe una ley no escrita que siempre se suele cumplir y que puedes aprovechar para realizar un acercamiento con éxito: aquí las corrientes de aire no son constantes.
Si lo tienes a favor durante la mañana se pondrá en tu contra por la tarde. Esto es así porque durante las primeras horas del día las corrientes son ascendentes, mientras que según va cayendo el sol el aire circula desde la cumbre hasta el pie de la montaña. Si controlas este factor, el rececho saldrá a la perfección.
3. Ten en cuenta el ángulo a la hora de disparar en alta montaña
Parece una tontería, pero no es lo mismo disparar sobre llano que hacerlo en una pendiente pronunciada. En este último caso la regla es la siguiente: apunta bajo siempre para, de esta manera, compensar la caída del proyectil provocada por la gravedad.
Lo más recomendable es antes de viajar inviertas unos días en conocer el comportamiento de tu munición a varias distancias y posiciones. Esto te permitirá después afrontar el lance con la confianza necesaria para poner la bala en el lugar correcto.
4. Para cazar usa la óptica adecuada
En este tipo de expediciones es mejor ‘andar con los ojos’ que con las piernas. Esto significa que una observación detenida, pausada y a larga distancia te permitirá juzgar los trofeos antes de comenzar una entrada y localizar los posibles pasos para pasar de un macizo a otro, lo que te ahorrará kilómetros inútiles persiguiendo ejemplares menores.
Para este cometido no sirve cualquier dispositivo. Prismáticos, telescopio y medidor de distancia son los tres básicos que has de llevar contigo, pero asegúrate que la calidad de sus lentes sea la mejor posible. Por último, no escatimes en aumentos: las distancias aquí son inmensas y cualquier ayuda es poca para acertar con tus valoraciones.