El cazador gallego Senén Ramos captó hace unos meses gracias a su cámara de fototrampeo la curiosa imagen de dos lobos rastreando jabalíes en un rascadero, pero lo más sorprendente es que segundos después salen corriendo y se comen un corzo, según narra el propio cazador a este medio tal y como captó el audio de la cámara.

La imagen está tomada en un rascadero natural que tienen los cochinos en una garganta dentro una mancha de la Ribeira Sacra. «Los lobos estaban cazando y, segundos después, se oye al corzo quejarse durante 20 o 30 segundos hasta que deja de agonizar el animal», explica Ramos sobre cómo cazan los cánidos al cérvido, apuntando a que «probablemente estaba afectado por la enfermedad de la moscarda, por lo que los lobos vieron la oportunidad perfecta».

Esta es una zona «en la que siempre ha habido lobos, pero nunca han tenido la población que ahora. Es una situación grave en la que hay incluso un ganadero de la zona al que hace dos años le mataron 400 cabras entre abril y junio, a pesar de que tiene siete mastines», se lamenta Ramos sobre la realidad que viven en la Ribeira Sacra.

«Los lobos están terminando con los corzos de la zona»

Esta amplia presencia de lobos tiene más consecuencias en el lugar: «La caza estamos viéndola pegada a los pueblos, tanto corzo como jabalí. Esta zona era un paraíso corcero que han exterminado los lobos. No ha quedado nada. Tengo un amigo que tiene un coto en la frontera con Zamora y León… y el otro día me llamó entre lágrimas porque no queda ni uno. Antes, seleccionaba ocho o diez machos por día, y ahora no consigue ver a ningún ejemplar», expone Ramos.

«Yo entiendo que el lobo hace una labor de selección genética sobre las poblaciones cinegéticas que al cazador le favorece, porque deja solamente los animales fuertes… pero con el tema de la ganadería y de los perros de caza, la situación es muy grave», argumenta Senén.

El problema del lobo con los perros de caza

Ahora tiene incluso cierto miedo con los perros en algunas zonas de sierra en las que se pueden despistar y el lobo se los come. «Si veo que mueven mucho el rabo… me voy, porque entiendo que están detectando que hay lobo», explica el cazador.