Las siembras son el perfecto refugio para perdices y codornices durante toda la primavera, su época de cría, pero si se cosecha demasiado temprano, las polladas pueden quedar demasiado expuestas a los depredadores. Este cambio brusco en su hábitat, unido al aumento de las poblaciones de aves rapaces y cigüeñas en algunas zonas de nuestros país, hace que muchos cazadores teman por la cría de las especies cinegéticas.
Uno de ellos es el aragonés Miguel Otín, quien ha enviado un vídeo a esta redacción desde su tractor en el que se ve cómo 11 rapaces y 6 cigüeñas acosan planean sobre un campo recién cosechado. Otín explica que es agricultor y que también es propietario de un coto de caza de 1.000 hectáreas: «Es una zona donde abunda el conejo, pero la perdiz va a menos. Sobre todo, somos perdiceros; para ellas tenemos bebederos, les echamos de comer y la cazamos a reclamo para abatir los machos viejos… pero estamos viendo que, por mucho que nos gastamos el dinero, la cantidad de rapaces que hay está castigando a su población».
«No podemos hacer frente al tema: no puedo estar todo el año preocupándome por la fauna de menor que hay en mi coto para que luego haya un montón de rapaces y cigüeñas y se coman todo. No sé cómo se podría gestionar eso, pero a esta zona jamás han subido las cigüeñas a los campos hasta hace dos años. Este año ya han subido en el mes de marzo incluso… es increíble», lamenta Otín dirigiéndose a la Administración.
«Es una lástima. Años y años gestionando el coto, construyendo balsas, bebederos… para que luego pase esto. Estas poblaciones se deberían controlar de alguna manera. No sé cómo, pero el Gobierno de Aragón debería tomar cartas en el asunto», expone Otín.
¿Realmente cigüeñas y rapaces son un peligro para la cría de perdiz y codorniz?
Como ya hemos comentado en otro artículo, la perdiz roja (Alectoris rufa) es una especie que está expuesta a los ataques de depredadores durante toda su vida. Incluso antes de haber nacido. Muchos son los animales que encuentran en la patirroja la presa perfecta para llenar su estómago. Pero, según los estudios disponibles, los depredadores alados no son, ni de lejos, el peor de sus problemas.
Como ya explicábamos en este artículo de Jara y Sedal, diferentes estudios científicos han constatado que unos 40 depredadores ibéricos se alimentan de perdices rojas en alguna de sus etapas de desarrollo (huevos, pollos o adultos); Yanes et al., 1998, Duarte et al., 2008.
La principal amenaza para la perdiz roja es la pérdida de hábitat y la depredación, especialmente en la fase de la puesta de huevos. La razón es obvia, los huevos son completamente indefensos, no pueden escapar, por lo que el depredador ingiere toda la pollada, algo muy difícil una vez que estos han nacido. Por este motivo, y debido a la gran abundancia de jabalí en todo nuestro territorio, podemos decir que esta especie es el peor enemigo de la perdiz. Recientemente, un grupo de investigadores italianos acaba de publicar un estudio en la revista científica Journal of Zoology titulado ‘The wild boar Sus scrofa as a threat to ground‐nesting bird species: an artificial nest experiment‘ (El jabalí Sus scrofa como amenaza para las especies de aves que anidan en el suelo: un experimento de nidos artificiales), donde demuestra que el jabalí es el principal depredador de huevos de aves que anidan en el suelo.
¿Por qué se producen esas concentraciones de rapaces al cosechar?
Indudablemente, porque buscan alimento. Pero no solo pollos de perdiz o codorniz que pudieran quedar descubiertos tras la siega, también otro tipo de pequeños vertebrados como los topillos, que el algunas zonas de España como Tierra de Campos (Castilla y León) son plaga. En este caso, la presencia de depredadores es beneficiosa tanto para la agricultura, como para el resto de fauna cinegética. No hay que olvidar que en algunas ocasiones la abundancia de topillos es tan elevada que se ha tenido que recurrir al veneno para acabar con ellos. Y ese envenamiento masivo acaba teniendo un impacto muy negativo en otras especies cinegéticas como pueden ser los conejos, las perdices o las liebres.