Tal y como la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, había anunciado en los últimos meses, la prohibición de la caza del lobo en todo el país ha entrado en vigor «antes de que termine el periodo de veda de caza mayor». Hoy, 21 de septiembre, el Boletín Oficial del Estado ha publicado la medida, que entrará en vigor mañana 22 de septiembre.

Y lo hace a pesar de que el pasado mes de agosto el Consejo de Estado pidió una serie de aclaraciones sobre la decisión de incluir este carnívoro en el listado de especies silvestres en régimen de protección especial, algo que tampoco estuvo exento de polémica debido a la más que cuestionable forma de proceder del Ministerio que dirige Ribera, tal y como informó Jara y Sedal. Una treta que fue denunciada por la propia Real Federación Española de Caza.

Recordemos que la decisión de blindar al lobo fue adoptada por una polémica votación en la Comisión Estatal de Patrimonio Natural del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, celebrada en febrero, y generó una fuerte polémica, puesto que se impidió el voto de alguna comunidad contraria a la medida y se desoyó a todas aquellas que tienen la mayor parte de los lobos de España, contrarios a su blindaje. 

En la votación, las comunidades que se posicionaron a favor de la prohibición de la caza del lobo fueron Cataluña, Aragón, La Rioja, Extremadura, Castilla-La Mancha, Canarias, Baleares, Melilla y el Ministerio de Transición Ecológica, curiosamente las Comunidades que o no tienen lobo o su población es insignificante. En contra votaron Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, País Vasco, Andalucía y la Comunidad de Madrid, comunidades que reunen el 98% de la población del cánido. A Ceuta, contraria a la medida, no se le permitió votar.

Desde hoy, la medida supone el fin de la posibilidad de cazar lobos en las comunidades autónomas al norte del Duero, donde hasta el momento era posible.

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España abandona su modelo de éxito para copiar al portugués, que ha demostrado ser un fracaso

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Lobo. © Shutterstock

El lobo ibérico es, posiblemente, la especie que de la fauna de la Península ibérica que más pasiones genera. Cada vez que en España se habla del gran depredador y de caza o ganadería se levantan opiniones encontradas. Su modelo de conservación en nuestro país ha sido un éxito… hasta ahora. Tras encontrarse cercano a la extinción a finales de los años 70, en 50 años sus poblaciones han aumentado de manera muy significativa en todo el noroeste de nuestro país. Tanto que el último censo, realizado en 2014, ya registraba a una población de unos 2.500 ejemplares. Cifras que no han parado de crecer gracias al modelo de gestión, entre las que se incluye su control.

El éxito español contrasta con el fracaso portugués, donde los números del lobo ibérico no se recuperan desde que su caza se prohibió totalmente hace casi 30 años. La reciente aparición de unas fotografías –el día 13 de febrero– en las que aparecen dos ejemplares muertos en el Parque nacional de Peneda-Gerês, al norte del país, muy cerca de la frontera gallega, en una trampa con lazos, es una muestra de ese fracaso. Y un ejemplo de lo ineficaz que es tratar de proteger una especie sin tener en cuenta a todas las partes afectadas por su presencia, especialmente al mundo rural.

Se prohíbe la caza de la especie a pesar de no tener un censo actualizado

Otro de los aspectos que más llaman la atención es que la prohibición de su caza no se basa en un censo oficial de lobos actualizadosi no que se propone en base a las cifras de hace siete años. Curiosamente, el Ministerio ha anunciado la intención actualizar el censo de la especie entre el 2021 y 2022 «con los métodos más avanzados y precisos de cuantificación», un conteo que quiere llevar a cabo cada cinco o seis años.

Aunque no está contrastado oficialmente, el número de ataques al ganado y la presencia del lobo en terrenos en los que no estaba presente indican que las cifras de ejemplares a día de hoy poco tienen que ver con las de 2014, siendo muy superiores a las que utiliza el equipo de Teresa Ribera. ¿Por qué contarlos después de prohibir su control? ¿Acaso busca el Gobierno vender hacer ver que el aumento de población que sin duda se verá es consecuencia de la prohibición de su caza?

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