El agua es fuente de vida. Esa es una máxima que todos tenemos clara. En nuestro día a día estamos acostumbrados a consumir el líquido elemento casi sin pensar en ello, pues lo tenemos al alcance de nuestras manos. Ya sea en grifo o en agua embotellada, saciar nuestra sed suele ser algo sencillo, por lo que muchas personas no llegan a imaginar lo complicado que puede ser hacer ese gesto en la naturaleza salvaje.
Los cazadores sabemos bien que acceder a fuentes naturales o charcas no siempre es posible para los animales de nuestros cotos. Por eso siempre estamos pendientes de proporcionar a la fauna salvaje el agua necesaria para salir adelante, especialmente en épocas de sequía y durante la estación estival, aunque también en otoño o invierno, si este viene seco. Esto lo sabe bien José Luis García Marchena, un guarda de caza de 38 años natural de Las Cabezas de San Juan, en Sevilla. Su hermano Francisco, de 48 años, ha contactado con Jara y Sedal para mostrarnos los frutos de su trabajo rellenando bebederos para que la fauna cinegética pueda satisfacer esa necesidad tan elemental que supone hidratarse.
Especies de cinegéticas y protegidas beben gracias a él
Las imágenes, que compartimos a continuación, hablan por sí solas. En ellas se puede ver tanto a especies cinegéticas (palomas torcaces, zorzales, perdices, conejos e, incluso, becadas) como no cinegéticas (petirrojos) disfrutando de ese agua que, si no fuese por José Luis, no les llegaría. «No sabríamos vivir en otro entorno que no fuese el campo» reconoce a Jara y Sedal Francisco, quien cuenta su hermano representa la segunda saga de guardas en la finca, tras ‘heredar’ el puesto de su padre, que trabajó en él toda la vida.
Estas bonitas imágenes muestran lo que la caza y los cazadores suponen para la naturaleza y la biodiversidad, un trabajo tan necesario como desconocido para la mayor parte de la sociedad.
233 millones de euros invertidos por los cazadores en conservación
Los cazadores dedican 233 millones de euros a inversiones relacionadas con la conservación medioambiental, cantidad a la que hay que sumar los 54 millones que se destinan al mantenimiento y construcción de vías y caminos rurales, pantanos, podas, mejora del monte, cortafuegos y cortaderos, entre otras acciones. En total, casi 290 millones de euros invertidos anualmente en la conservación y mejora del mundo rural.
Así lo revela el informe ‘Evaluación del Impacto Económico y Social de la Caza en España’, elaborado por la consultora Deloitte, un documento que deja claro que «la actividad cinegética juega un papel importante en la preservación de la fauna silvestre».