La Estación Biológica de Doñana – CSIC, la Universidad de Granada y el Instituto Catalán de Ornitología (ICO) han llevado a cabo un nuevo estudio identificando las especies de aves con mayor frecuencia en cuanto a la presencia de garrapatas. De este modo, han dado a conocer que grupos como zorzales, codornices y pinzones son más propensos a tener estos parásitos.

Entre sus resultados, publicados por la revista One Health, este trabajo también ha demostrado que vivir en grupo y en ciertos hábitats se ha asociado a una mayor presencia de garrapatas.

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Codorniz cantando. © JDG

Estos parásitos son portadores de muchos patógenos capaces de afectar tanto a animales domésticos y silvestres como a humanos. Respecto a ello, además, se ha demostrado que gran cantidad de ellos también pueden afectar a las aves. En este sentido, cabe mencionar, por ejemplo, el virus de la fiebre hemorrágica Crimea Congo, o bacterias como la Borrelia.

Las aves como vehículo de transporte

Asimismo, las garrapatas utilizan a las aves como vehículo de transporte y viajan con ellas a lo largo de sus migraciones. Jesús Veiga, investigador de la Universidad de Granada y primer autor del estudio, ha explicado que «en el actual contexto de cambio global, estos movimientos pueden facilitar la llegada de garrapatas y sus patógenos a nuevas localidades y con ello contribuir a la emergencia o re-emergencia de enfermedades».

El equipo, para desarrollar el estudio, hizo uso de datos sobre la presencia de garrapatas en más de 600.000 aves capturadas por más de 200 anilladores voluntarios pertenecientes al Instituto Catalán de Ornitología en el periodo entre el año 2003 y el 2020. Tras el análisis de dichos datos, hallaron importantes diferencias entre localidades y años, algo que demuestra el impacto que podrían tener las condiciones climáticas en los patrones de infección por garrapatas.

De igual modo, este trabajo ha ayudado a descubrir que ciertas características asociadas a la especie de ave también tuvieron influencia en la probabilidad de infección. En cuanto a los grupos con mayor prevalencia de garrapatas, estos fueron los que se caracterizan por reproducirse en solitario y habitar bosques, roquedos, matorrales y asentamientos humanos. Aquí podemos mencionar los jilgueros, los pinzones, los zorzales o los mirlos.

Aunque la mayor parte de las aves analizadas no portaban garrapatas –la perdiz (Alectoris rufa), por ejemplo–, la mayor prevalencia de ellas se encontró en la codorniz (Coturnix coturnix): registraron una afectada de un total de 61 estudiadas. En el caso del zorzal, hallaron parásitos en un total de 22 ejemplares, de 5782 analizados.

Jordi Figuerola, profesor de investigación de la Estación Biológica de Doñana – CSIC, ha matizado que «estos hallazgos pueden ayudar a mejorar el diseño de los programas de vigilancia y control de enfermedades transmitidas por garrapatas».


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Dicho estudio ha sido financiado por el proyecto SUMHAL y pone en valor la importancia de las aves en la dispersión de garrapatas. De la misma manera, también resalta el potencial que tienen programas como los de anillamiento para obtener una gran cantidad de información, casi imposible de conseguir por otros medios.

«Con la formación adecuada para la recolección y detección de garrapatas, este tipo de programas de seguimiento, con una larga trayectoria y sólidamente establecidos, podrían contribuir enormemente a la vigilancia de estos vectores», ha sentenciado Jesús Veiga.