Vivimos tiempos de guerra. Metafóricamente hablando, por supuesto. Estamos inmersos en una batalla en la que el sector quema todos sus cartuchos contra el leviatán animalista que quiere acabar con nuestra libertad, que quiere prohibirnos, por ley, que seamos lo que somos. Pero en medio de toda esa balacera de titulares, tuits y propuestas en el Congreso de los Diputados, también hay lugar para que nuestros genios hagan sus genialidades. 

Hemos tenido el inmenso privilegio de editar y publicar el último libro de Jesús Caballero, ese quijote del pensamiento cinegético que cada mes cierra las páginas de Jara y Sedal abriendo nuestra mente y sembrándola de ideas y conceptos que sólo los sabios como él son capaces de atrapar. En esta obra, el doctor Caballero se ha atrevido a revisar las tesis del mismísimo Ortega y Gasset en una obra que ha titulado ¡Yo, cazador

Jesús explica que la caza no son «vacaciones de humanidad», como nos contó Ortega en su famoso prólogo

Su lúcido análisis filosófico se clava hasta las raíces de nuestros orígenes para tratar de explicar qué somos en la actualidad. Abandona la hasta ahora casi incuestionada visión orteguiana que percibe la caza como un regreso a nuestra condición de animal y nos explica que la caza no son «vacaciones de humanidad», como nos contó Ortega en su famoso prólogo. Para Caballero, el hombre es el único ser vivo capaz de cazar desde tres perspectivas distintas: la radial –para comer–, la angular –como ceremonia mágico-religiosa–, y la circular –como una actividad lúdica–.

Por eso, Caballero –que a diferencia de Ortega sí es cazador– nos invita a abandonar la visión reducionista que definía hasta ahora a la caza como una actividad monolítica y nos explica que hay muchas realidades cinegéticas que se clasifican en sus tres perspectivas: «No es la misma motivación la de un hambriento indígena que la de un cazador coleccionista, la de uno rural o la de los tiradores en un ojeo de lujo», nos contaba en la entrevista que publicamos hace unos días.  

Esta obra supone un soplo de aire fresco que puede revolver los papeles de los más conservadores pero  que nos arma como sector en un campo, el filosófico, en el que muy pocos han entrado. Un viento de pueblo necesario que surge en mitad de una guerra ideológica sin cuartel. Puedes encontrar más información a cerca de esta obra en librosdecaza.com.