María Moreno cabeceraMaría Moreno – 10/03/2016 –
VIVO PARA CAZAR
Aún en esta sociedad, hay personas que se sorprenden a causa de que mi vida gire en torno al mundo cinegético; se sorprenden de que prefiera madrugar un fin de semana para emprender una nueva jornada en el monte, a pasarlo descansando como el resto del mundo; se sorprenden de que siendo una mujer, termine mi jornada montera un Sábado a la noche, y no me dé tiempo a lavar mis atuendos para el día siguiente, llevándolos untados de sangre.
Es en esta sociedad, donde me han tachado de asesina y monstruo, e incluso me han amenazado por ser cazadora, cosa que aún hoy sigo sin entender.
He intentado describir cientos de veces lo que la caza significa para mí, pero nunca fui capaz de encontrar las palabras adecuadas para ello, pues no son palabras lo que la describen, sino emociones y sentimientos que solo ciertas personas llevamos en nuestros corazones.
Soy una mujer que ama el olor a sierra, que le apasiona lo natural y que siente que su corazón se desboca cuando el monte rompe a sus pies; soy una mujer que pierde el sentido cuando ve a una pieza cumplir y que no es dueña de su cuerpo cuando el estruendo del arma retumba entre los barrancos que la aguardan; soy una mujer que no entiende de reloj, cuando son el sol y la luna son quienes mandan; soy una mujer que impregna sus manos de sangre, preparando así la caza para comerla; soy una mujer que no entiende de sexos, cuando es la caza la que mueve los corazones.
Controlo el mundo desde las cumbres de los cerros, y no encuentro motivo alguno por el que el mundo no entienda mis palabras. Puedo comprender que arrebato la vida de un animal, pero también puedo asegurar que la caza es el medio sostenible por el que muchas especies aún sobreviven y el control de población en muchos puntos, queda cubierto de nuestra mano, siendo nosotros la salvación para muchos agricultores e incluso de familias que hoy, no tienen para comer.
Por esto y mil razones más, no puedo decir que soy una mujer que cazo para vivir, pero si puedo afirmar que vivo para cazar, ya que no conozco ni quiero conocer un estilo de vida más natural y necesario que el mío.
 
María Moreno
Dicen que los niños vienen con un pan bajo el brazo pero yo vine con un 30.06 colgado al hombro. Y a punto estoy de apretar el gatillo en el rececho más largo de mi vida, con el precioso lance de ser llamada “profesora”.