¿Hay alguna ventaja al disparar con un ojo cerrado? Probablemente no. Así es como probablemente te enseñaron a disparar, pero ¿realmente tiene algún beneficio? Algunos aseguran ser más precisos. Otros dicen que es más fácil divisar el objetivo. ¿Es realmente cierto?

Si pensamos un minuto en ello, en una situación de estrés, de nerviosismo, nuestros cuerpos están sometidos a muchos cambios físicos y químicos. Nuestra tensión, el ritmo cardíaco y la respiración aumentan de frecuencia. Nuestra capacidad de escucha disminuye y se desarrolla la visión de túnel.

Todos estos factores nos llevan inequívocamente a pensar que si cerramos un ojo, nos estamos poniendo en desventaja. No veremos igual de bien, nos obsesionaremos con el objetivo y nos pondremos nerviosos. Y todo esto hará que yerres el disparo.

En los tiros a largas distancias, cerrar un ojo puede incluso llevar a fatiga facial y los ojos se cansarán más rápido, haciéndote menos capaz de de ver los pequeños cambios y ser incapaz de alcanzar objetivos a larga distancia.

Encara con los dos ojos abiertos

Encarar con los dos ojos abiertos te ayudará a juzgar mejor la distancia a la que se encuentra la pieza. / Foto: Ángel Vidal.


Disparar con los dos ojos abiertos te permite usar la visión periférica y estar más atento a lo que sucede alrededor. Si no puedes ver lo que te rodea, podrás perder oportunidades.

Al principio disparar con los dos ojos abiertos puede suponer un reto e incluso puedes sentirte raro. Los humanos tenemos visión binocular, y nuestro cerebro puede procesar dos imágenes, convirtiéndolas en una sola. Cuando ponemos el visor de un rifle cerca de nuestro ojo, el cerebro sobre impone dos imágenes y verás dos imágenes, una a través de la retícula y otra más lejana y algo menos nítida. Pero con práctica podrás habituar a tu cerebro y ojos para poder ver nítidamente ambas imágenes, y no tener esa doble visión.

Encuentra tu ojo dominante

disparo con los ojos abiertos


Disparar con los dos ojos abiertos puede ser difícil si no estás seguro de cuál es tu ojo dominante. Adivinarlo es muy sencillo.
Elige un punto en la pared a unos 5 metros de ti. Pon tus manos delante de tu cara con las palmas hacia afuera, de forma que se cree un triángulo entre los pulgares y los demás dedos –como en la imagen adjunta–. Mira a través del hueco formado y ve acercando las manos hacia tu cara.
Cuando alcanzas tu rostro, las manos deben cubrir un ojo y deberías ver por el otro. El que no está cubierto es el dominante.
Una vez que sabes cuál es tu ojo dominante, tómate tu tiempo para practicar y desarrollar la memoria para dejar los dos ojos abiertos.

Oscurece la visión de tu ojo no dominante

disparo con los ojos abiertos


Uno de los obstáculos que se encuentran muchos tiradores es la tendencia natural del ojo no dominante a centrarse en lo que nos rodea. Con los dos ojos intentando focalizar un punto que se encuentra cerca simultáneamente, algunas personas experimentan una doble visión, que obviamente no es buena para la precisión.

Un truco muy popular entre los tiradores de competición es colocar un trozo de cinta adesiva transparente cubriendo la lente de sus gafas que corresponde con su ojo no dominante. Esto les permite mantener el ojo abierto y disfrutar de sus beneficios, pero a la vez evitan que el ojo no dominante se centre en lo que hay alrededor del objetivo.

Parpadea con el ojo no dominante

disparo con los ojos abiertos


Si todavía tienes problemas, algo muy sencillo que puede ayudarte es parpadear con tu ojo no dominante cuando apuntas. Por alguna razón, es como si el ojo se ‘reseteara’ y mantiene la concentración en el objetivo que estuviera focalizado antes de parpadear. Realmente funciona.

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