Esta es una de esas preguntas que los cazadores amantes del corzo siempre se hacen en sus salidas al campo. Muchos meten en su visor ejemplares con un bonito trofeo pero que consideran todavía jóvenes. Su deseo es que en las temporadas venideras su tamaño aumente, pero no siempre ocurre… ¿Por qué? ¿Cuándo alcanza su cuerna el pico de formación? ¿Qué factores influyen en su desarrollo? ¿Qué debemos hacer los cazadores cuando salimos al monte?

Para dar respuesta a estas y otras cuestiones, hemos decidido apoyarnos en dos personas de las que más saben de corzos en nuestro país. Pablo Ortega (fundador y presidente honorífico de la Asociación del Corzo Español) y Javier Iñurrieta (fotógrafo dedicado al estudio y conocimiento del corzo) se pasan por Jara y Sedal para ofrecer su punto de vista.

«No son raros los corzos ‘medallables’ con dos o tres años de edad»

Como primera idea, Pablo Ortega asegura que «el corzo es animal de crecimiento muy rápido. Existen casos perfectamente documentados de añales que han desarrollado trofeos no solo con las seis puntas sino incluso alcanzando la categoría de medalla de oro. Dado que también está demostrado (por ejemplo, por el Duque de Baviera) que el mayor incremento de crecimiento entre dos años consecutivos en la cuerna de un corzo se produce entre la primera y la segunda cabeza, es fácil concluir que no son raros los ejemplares ‘medallables’ con tan solo dos o tres años de edad».

«Un cazador cuyas miras vayan más allá de obtener un animal con una cierta puntuación o figurar en unas listas, debería desde mi punto de vista cuestionarse a sí mismo la conveniencia de abatir y retirar del campo esos animales jóvenes con la mejor dotación genética y singularmente privilegiado desarrollo físico», afirma Ortega.

En cuanto a los corzos jóvenes que presentan un buen trofeo, «adolecen casi siempre, a ojos del experto, de ciertas carencias, que son las que diferencian un trofeo del que sentirse orgulloso de otro que aunque pueda acabar apareciendo en las listas de homologación estaba claramente ‘crudo’. Me refiero a la calidad de las rosetas y al grosor del tercio inferior de la cuerna, que aumentan habitualmente con la edad, aunque a veces sea a consta de una cierta disminución de su longitud. El engrosamiento de ese tercio inferior repercute casi siempre en un incremento del peso y el volumen del trofeo que, como es bien sabido, son las variables que más influyen en su puntuación final».

España, tierra de grandes corzos

Para Pablo Ortega, los cazadores españoles somos unos privilegiados: «En países centroeuropeos o nórdicos la decadencia física de los corzos a partir de su quinto o sexto año se manifiesta rápidamente. Pronto pasan a tener cuernas endebles y en muchos casos carentes de luchaderas o garcetas. No ocurre lo mismo entre nosotros, en que, probablemente por razón de nuestro mejor clima, los corzos maduros o ‘cumplidos’ conservan en muchos casos trofeos de categoría y casi siempre más atractivos –por su perlado, grosor, irregularidades o puntas extra– que los de los corzos jóvenes. ¡Buen aliciente el que la naturaleza gratuitamente nos ofrece para educarnos a respetar en el campo lo que aún puede no ser tiempo de cazar!».

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«La calidad del medio permite que los corzos jóvenes puedan desarrollar mejores cuernas»

En opinión de Javier Iñurrieta, «el corzo presenta una longevidad estimada de ocho años para los machos y de diez para las hembras. Comienzan su etapa fértil muy temprano, aproximadamente al año de edad. Por ello, los machos necesitan portar unas astas capaces de ser utilizadas tanto para el marcaje del área, como para la defensa de la misma. Con estos datos biológicos de la especie, es comprensible que los machos de corzo puedan presentar durante su segundo año de vida cuernas totalmente formadas. En zonas con buena salud y alimentos, es posible observar individuos durante su primer año de vida con la típica cuerna de tres puntas».

Al hablar sobre cuándo un trofeo de corzo alcanza su máximo desarrollo, Javier asegura que «la cuerna al igual que el propio corzo, alcanzarán su máximo esplendor en su fase subadulta, manteniéndose en la etapa de adulto, entrando en declive en su senectud. En el centro peninsular, la calidad del medio (alimento óptimo, inviernos fríos, soleados y secos) permite que los corzos a edades tempranas puedan desarrollar mejores cuernas. Hay que tener en cuenta que aquellos corzos que presenten cuernas sobresalientes, lo harán desde una etapa temprana hasta bien entrada su senectud».

Cuestión de densidad

«Los factores en los que el cazador puede intervenir para mejorar la calidad de los trofeos son una correcta densidad y la mejora del medio. En España disponemos de muy buenos territorios donde los corzos desarrollaran a edades tempranas buenos trofeos y que estos lo harán hasta edades maduras. Es muy importante llevar a cabo una caza prudente de estos buenos jóvenes», recomienda Iñurrieta.

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