El cazador Dani Vela, natural del municipio de Vilanova del Vallés, en la provincia de Barcelona, abatió hace unos días en un coto cercano a la localidad de Cistellà (Girona) un enorme jabalí de 120 kilos de peso. El animal atacó al cazador y a su perra, que estaba junto a él en el puesto.
«En esta zona, las paradas se sortean. No hay paradas fijas, sino que todas son por azar», comienza relatando a Jara y Sedal este cazador de 50 años de edad y que lleva cazando desde los 8 años. «A mí me tocó la número 9, que estaba justo en un barranco, tocando la pared de éste. Son puestos sucios en los que tú tienes una visibilidad de unos veinte metros aproximadamente», detalla Vela sobre la espesura del monte de la zona.
El jabalí se arrancó hacia el puesto del cazador
«El jabalí entró por el paso superior, que estaba a unos 20 metros por encima de mí en vertical», añade. Los perros se habían vuelto, ya que había puesto en peligro a alguno de ellos y no querían ir tras él: «Yo estaba en un puesto que había una encina, y tenía la perra atada a mis pies», señala el cazador sobre Mar, un can de unos tres años y medio entrenada para el rastro. «Ella no se movía para nada», describe.
Poco después, el jabalí salía por el sendero de arriba en dirección a la posición del cazador y la perra. «Disparé a unos 15 metros con un Benelli Argo y con bala RWS», detalla Vela. Décimas de segundo después volvía a apretar el gatillo en dos ocasiones para tratar de frenar al animal: «El primer disparo impactó en el pulmón y el animal corrió hacia nosotros, sin pensárselo. El segundo fue a cinco metros y el tercero a unos centímetros. Lo tenía encima», asegura.
Fruto de la arrancada el jabalí golpeaba con su cabeza a la perra y a punto estuvo de llevarse por delante al cazador: «Bajó unos sesenta metros, a pesar de llevar tres disparos».
Si bien el cazador poco después encontraba al animal, asegura que el susto que vivió hace que no le de valor a sus extraordinarias defensas: «Es medalla de oro, pero el trofeo no me vale para nada».