Ser silvestrista va mucho más allá de capturar pájaros. Significa observarlos, sentirlos, saber todas sus peculiaridades, conocer a la perfección su anatomía, su canto… y vivir por y para ellos. Incluso llevarlos en la piel, como así ha demostrado el silvestrista Borja Martín, de Segovia pero afincado en Murcia, que el pasado lunes se hizo un tatuaje con un jilguero en su brazo. Jara y Sedal ha hablado este miércoles con él para conocer de cerca su historia.

«Es un punto tal al que llega la afición que siempre quieres que vaya contigo. Por eso decidí hace un tiempo hacerme este tatuaje y el pasado lunes logré hacerlo realidad», explica en primer lugar Borja. «Desde pequeño, y gracias a la afición de mi padre, esta pasión va conmigo. Voy conduciendo con el coche o caminando entre limoneros y, cuando escucho un sonido de un pájaro, me paro a ver cuál puede ser o dónde se encuentra», sigue explicando.

Una pasión desde muy pequeño

Todo empezó desde que Borja era un niño, «ya que mi padre siempre tenía jilgueros en casa», describe el silvestrista. Martín recuerda que tenía una canaria y se puso el reto de sacar jilgueros mixtos con ella, algo que logró. «Ahora, mi padre está jubilado, tiene problemas de corazón y su salvavidas son los pájaros. Es la ocupación de muchas personas que tienen algún problema, sin duda…», pone en valor.

Una ardua defensa del silvestrismo y una dura denuncia del furtivismo

Algunos de los pájaros que posee Borja. © B. M.

En la actualidad Borja posee tres pájaros: una canaria, un mixto y un jilguero, y defiende esta actividad como sostenible si se sabe gestionar bien. «No se pueden permitir algunas masacres que se ven por redes sociales u otro tipo de hechos, denunciados por vosotros en Jara y Sedal, en los que se ve la tala de árboles en plena época de cría de fringílidos», denuncia. «Todo con regulación se puede hacer. Todo, con una gestión y con cabeza, es viable. No se puede permitir el furtivismo desmesurado que existe, pero tampoco se puede pasar a todo el silvestrismo por el mismo aro», lamenta.

«Es increíble que alguien pueda vender por internet jilgueros con total impunidad, una especie que no se puede comercializar. Es mucho daño el que se hace y la gente no es consciente de ello con este tipo de hechos», sigue denunciando.

Más reivindicaciones

Por último, Borja expone una reivindicación final: «Pido que haya una gestión y un control para que el silvestrismo vuelva. Yo he llegado a poner comederos de alpiste y bebederos para que coma el pájaro que sea: un mirlo, una curruca, un jilguero… sin miramientos. Todo con el fin de mantener las especies», expone Martín. «Nosotros cuidamos lo que nos gusta. No significa que porque enjaulemos un pájaro seamos unos sinvergüenzas, sino que cuidamos el medio ambiente y amamos a los animales», concluye.

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