Entrar en tiro, dominar el encare y el swing, comportarse en el puesto, dar con los pasos de las torcaces, escoger a cuál tirar primero, saber dónde se esconden las codornices… Tendrás que dominarlas a la perfección para que cazar bajo el sol de agosto sea algo más que darse un paseo por el infierno durante esta media veda.

1. Dominar el swing y el encare

La gran velocidad del vuelo de las torcaces y su facilidad para descubrirnos hacen que bajarlas no sea precisamente una tarea sencilla… y menos en el arranque de la media veda, cuando aún andamos algo oxidados tras los largos meses de veda. Para desengrasar la maquinaria, refrescar los mecanismos de tiro ‘olvidados’ y disfrutar desde la primera tirada, una opción es practicar antes con alguna paloma ‘suelta’ o en una cancha de tiro. El objetivo es recuperar el ‘tempo’ de sincronización entre el encare y el adelanto. Este último es un aspecto vital, pues como hemos dicho la torcaz es muy veloz. 

Los adelantos serán muy variados, dependiendo de la distancia. En tiros frontales y cercanos bastará con apuntar ligeramente por delante de su pico para abatirla. Si nos entran lejanas, dándonos tiempo para preparar el tiro, el adelanto será bastante más exagerado para disponer de alguna opción de acertar; de lo contrario se quedará trasero, y más de uno volverá a casa creyendo que el problema es que la paloma es un animal muy duro y resistente a los perdigones

Un cazador esperando en su puesto. © Ángel Vidal.

Cuando las disparamos ‘por la espalda’, es decir, una vez que han superado nuestro puesto, lo haremos con la precaución de apuntar ligeramente por debajo, ya que ese será el punto de adelanto correcto para poder abatirlas. Es en los tiros cruzados cuando mayor será este adelanto, sobre todo si se encuentran lejos volando a gran velocidad.

En ocasiones también nos pueden sorprender en campo abierto, después de levantar a alguna o a la entrada o salida del puesto. En estas situaciones, en las que no podemos ponernos a cubierto, lo ideal es permanecer inmóviles hasta que se encuentre a tiro: es entonces cuando realizaremos nuestro swing suavemente y con el adelanto correcto para la ocasión. 

2. Localiza los mejores pasos

Es muy sencillo. No tienes más que coger tu vehículo y, a última hora de la tarde, recorrer pinares, choperas y otros dormideros de tu coto. En un pequeño cuaderno dibuja la dirección de entrada de las palomas y la situación de los árboles que utilizan como dormidero. Recorre también arroyos, charcas y otros puntos de agua y anota la densidad de aves que allí concurren. Fíjate bien en los rastrojos en los que comen y descubre los movimientos que realizan entre estos y los dormideros, zonas de sesteo, arroyos, charcas… Anota estas trayectorias y sitúa tu puesto en ellas, nunca en los propios dormideros y zonas de agua o sesteo. 

3. Hacerte invisible en le puesto de media veda

Sé previsor y construye los puestos con tiempo de antelación –a partir del mes de julio–, dejando el suficiente para que las palomas se acostumbren a verlos y no recelen de su presencia. Para ello emplea vegetación del entorno, retocando la pantalla con alguna retama o cañas. En los rastrojos más querenciosos puedes utilizar alpacas de paja apiladas en forma de fuerte. Si las palomas entran a comer al suelo o a las tortas de girasol, sitúalo a pie de rastrojo o de la siembra. 

Las posturas en las tiradas de media veda deben abarcar toda la entrada de los bandos y situarse en zonas sombrías que te ayuden a camuflarte evitando los brillos y destellos de los cañones de tu escopeta. Recuerda que la vista de las palomas es prodigiosa, lo que te obligará a mantenerte inmóvil y bien tapado hasta que estén a la distancia correcta y a vestir ropa de tonos amarillos y tostados que te ayuden a mimetizarte con el campo en esta época del año. Utiliza una gorra para recortar tu figura además de prendas cómodas, ligeras y transpirables: cazarás en las horas en las que más castiga el sol.

El resultado de un puesto de palomas. © Ángel Vidal.

4. Saber a cuál tirar primero

E l sueño de cualquier escopetero de media veda

es ese momento en el que 10 o 12 palomas hermanadas cumplen a tiro sobre nuestra postura. Hemos de estar preparados cuando eso suceda. Lo primero que tienes que hacer es templar los nervios. No dejes nunca que la emoción te domine o de lo contrario te quedarás con la escopeta vacía… y cara de tonto. El objetivo es claro: abatir más de una pieza. Para conseguirlo analiza el vuelo y la formación. Si te entran de pico, déjalas cumplir y observa la altura de cada integrante del bando.

Céntrate primero en las que vuelan más bajas y retrasadas. El tiro en la caza al paso es puro swing: si focalizas tu atención en las traseras y ejecutas bien la acción de disparo, será el propio movimiento del cuerpo el que te llevará hacia las de la parte delantera, que habrán revoloteado asustadas por la detonación. Es en ese momento cuando tienes al alcance de tu mano el ansiado doblete. Todos estos consejos parten de una premisa que ya hemos comentado: lo básico y fundamental es que siempre dejes cumplir a la caza.

5. Entrenar pensando en la codorniz de media veda

Las escopetas llevan en el armero desde el invierno y lo último que queremos es que el vuelo de las africanas deja al descubierto nuestras vergüenzas. Para mejorar nuestras habilidades podemos acudir a la cancha y romper varias series de plato, sobre todo en foso, los días anteriores al comienzo de media veda.

Sin embargo, si lo que queremos es estar preparados al 100% tenemos a nuestro servicio los cotos intensivos. En estos lugares podemos vivir los lances más aproximados a los que viviremos con caza real y serán la mejor opción para desentumecer nuestros músculos y los de nuestros perros. Evidentemente, un pájaro salvaje no se parece en nada a los de bote, pero teniendo esta salvedad clara es el mejor entrenamiento a nuestro alcance.

6. Descubrir dónde están las africanas

Su hábitat son las zonas cultivadas, tanto de cereal de invierno como leguminosas, aunque también muestra querencia por las parcelas de pequeño tamaño con presencia de linderos, ribazos y otros elementos diversificadores del paisaje. De todos ellos, son las zonas de regadío donde se refugian las mayores densidades y por las que muestran su predilección según avanza el verano.

Por último, aunque se asienta sobre todo en zonas situadas por debajo de los 1.000 metros de altura, también se ha constatado su presencia por encima de los 2.000. Las siembras recién cosechadas siguen siendo las zonas predilectas de las codornices. Entre sus pajas encuentran el abrigo, la protección y el alimento necesario para instalarse en su paso por la Península. Busca aquellos rastrojos donde las cosechadoras hayan dejado los regueros de paja más marcados: se moverán por estos hilos.

En pleno monte también es posible conseguir una buena percha. Se suelen retirar a la montaña cuando el sol aprieta y no es raro, al caer la tarde, observarlas descolgarse en vuelo desde las laderas para aterrizar en los rastrojos. Las sombras de las encinas, los robles o los pinos les procuran sombra, un bien tan escaso como deseado en esta época del año. No dejes ningún rincón sin cazar. En cualquier mata puede esperarte la pareja que salve el día.

Un cazador de codornices con su perro. © Pedro Ampuero.

Si la primavera ha sido lluviosa los perdidos y ribazos proporcionarán el cobijo perfecto a un buen número de codornices durante el mes de agosto, sobre todo si alternan maleza con cardos de gran tamaño cuya semilla es una golosina a la que no pueden resistirse. Buscarlas en perdidos lindantes con las siembras suele ser una tarea poco fructífera a primera y última hora del día, momentos en los que suelen deambular por el rastrojo picoteando entre la paja. Lo inteligente será hacerlo en las horas más calurosas, pues en estas zonas encuentran el amparo de la sombra y de la maleza que las oculta de sus predadores.

7. Controlar a tu perro en media veda

Cuando pensamos en codornices de media veda muchos pensamos en persecuciones de vértigo con nuestros compañeros de cuatro patas bajo un sol de justicia… pero la caza de esta pequeña ave es bastante más complicada. Para hacerse con una percha decente no basta con unas patas ligeras y resistentes. Un perro levantador tiene entre ceja y ceja el sacar a la caza de su refugio, y no cejará en su empeño hasta lograrlo.

Por eso es tan importante un buen adiestramiento que nos permita tener el control de todos esos caballos de potencia y enfocarla en el sentido deseado. El objetivo es que levante la caza a distancia de tiro y que no vaya a su bola por el rastrojo. Y por supuesto, ten mucho cuidado con los golpes de calor: atento si no quiere moverse, respira muy rápido o aumenta su ritmo cardíaco. No olvides llevar agua, puede salvar su vida.

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