Cuando un setter cae en muestra, con él se paran las manillas de un reloj. La plasticidad y belleza de esta raza elevan a la máxima potencia la emoción de cazar. A menudo, da la sensación de que el mundo deja de girar durante esos segundos que, por fortuna, se hacen eternos. Esa capacidad para mostrar no solo la exhiben en el monte durante las jornadas de caza, sino que es algo innato que pueden sacar a relucir en cualquier lugar.

Es el caso del vídeo que hoy compartimos y que resulta bastante peculiar, puesto que los dos setter que protagonizan la genial muestra están marcando a una paloma torcaz en un parque urbano. Aunque no tiene nada que ver con la parada de una perdiz o una becada, la imagen no deja de ser igualmente emocionante. La paloma permanece tranquila, confiada, sin atisbar el peligro que puede suponer que dos perros de caza la observen y sigan con movimientos felinos.

El vídeo, grabado en Francia, cuenta con un sugerente título, ‘Un día tendremos esta paloma’, ya que finalmente los canes no logran hacerse con el ave, pero sin duda lo que más llena a un cazador son los instantes previos en los que se ve a los setter en su silenciosa pero perfecta muestra.

Más sobre el setter

El setter es un perro mediano, con una altura en cruz que varía entre los 55 y los 65 cm en hembras y 57-68 cm en los machos; con un peso que oscila entre los 25 a 30 kilos. El cráneo es ovalado, la cabeza y el hocico alargados y las orejas están cubiertas por un pelo fino y sedoso que al galopar le aportan una sensación de velocidad y belleza espectacular. La cola es de longitud media y también con flecos.

El porte de la cabeza del setter es de nariz alta, pero no en modo constante como en el pointer. La cabeza mantiene la movilidad mientras las orejas, vivas y ligeras, vibran entre la nuca y el cuello.