La enfermedad continúa avanzando y aniquilando a los rebecos, aunque también se ha observado zorros, ciervos y corzos con lesiones que podrían haber sido provocadas por el ácaro.
22/09/2016 Redacción JyS
Los animales más afectados son los rebecos, tras concluir una primera fase de control epidemiológico de la población de rebecos se estima que el área de distribución de la enfermedad dentro del espacio protegido se establece en aproximadamente 49.200 hectáreas, el equivalente a un 76% de la superficie total. En 2012 este porcentaje era del 62%, por lo que el aumento de superficie afectada está aumentando de forma preocupante. En mayo de 2013 los cadáveres de los animales se pudrían a la vista de turistas y pastores, que habían pedido a las autoridades locales la retirada de los restos para evitar que se infectasen sus reses.
La enfermedad, tuvo su primer brote en el parque nacional en el año 2000 y se ha ido propagando por todo el espacio protegido. Además se han observado animales de otras especies que presentaban lesiones compatibles con un proceso de sarna, concretamente un zorro (Vulpes vulpes), en la zona de Següenco, municipio de Cangas de Onís, un ciervo (Cervus elaphus) en la zona de Lebrada, y un corzo (Capreolus capreolus), este último muerto en Cobarcil, ambos en de Oseja de Sajambre.
La sarna constituye el principal problema sanitario de la fauna cantábrica. Es un ácaro que cuando entra en la piel del animal por contacto directo, lo va destruyendo poco a poco. Por sí mismo este parásito es suficiente para provocar la muerte del animal pero en ocasiones los ejemplares afectados mueren como consecuencia de infecciones secundarias.
Hace unos años cuando se confirmó la enfermedad, se dieron instrucciones a los guardas de abatir cualquier animal que presentara algún síntoma anormal. Sin embargo, no fue suficiente, el brote avanzó hacia el este, afectado en el 2009 a toda la reserva de caza, y llegando al Parque Nacional en el año 2000. A partir de ese momento en avance de la enfermedad ha sido imparable.