El testimonio de un galguero que confiesa estar «hundido» tras robarle sus galgos pone los pelos de punta. Una cámara de seguridad grabó el sábado a los ladrones. «Conocían perfectamente el lugar. Accedieron y cogieron unos destornilladores y me descerrajaron la puerta».
16/1/2018 | Redacción JyS
Durante la madrugada del pasado sábado al domingo, cuatro galgos de la misma familia fueron robados en una finca de la localidad zamorana de Fuentesaúco. Los hechos se produjeron entre la 1:43 y las 2:05 horas de la madrugada, tal y como una cámara de seguridad ha grabado. En total fueron tres vehículos los que accedieron a la puerta del recinto cuyo dueño es Pablo Gómez, que ha hablado con Jara y Sedal para explicar lo ocurrido.
Se trata de cuatro animales barcinos: una hembra de 6 años, un macho de 30 meses y dos cachorros. Una cámara se seguridad grabó durante 22 minutos el robo, desde que accedieron tres coches, dos de ellos «un audi ranchera y un BMW».
Los perros de caza sustraídos son una hembra reproductora barcina (Solera de la Churra) y sus dos cachorras (Ilusa y Pólvora), además de un macho barcino de 30 meses (Roca Rey). Como ha informado el propio Pablo Gómez, los cuatro animales están federados y microchipados, y los dos adultos tatuados. A juzgar por la actuación de los ladrones, al menos uno de ellos «conoce perfectamente este lugar porque no han destrozado nada, han ido a buscar cosas concretas, todo relacionado con los galgos», deduce el dueño que posee un picadero de caballos y se dedica a la doma.
El propietario de los animales ha explicado a este medio cómo sucedieron los hechos: «La madrugada del domingo me encuentro con las puertas de mi cuadra abiertas. Lo primero que me faltaba eran los perros, por lo que se trata de alguien que accedió que conoce el lugar», relata.
Pablo continuó caminando por su cuadra y se encontró con otra serie de datos muy significativos: un armario en el que guarda la herramienta al que «accedieron y cogieron unos destornilladores, me descerrajaron la puerta del guadarnés, y ahí me robaron monturas artesanas, pero no me tocaron nada más», añade. «Simplemente me tocan las manteletas de los galgos con mis iniciales, collares grabados con el nombre de los perros y a continuación pasan por mi nave y me cogen los bozales de entrenamiento, que estaban casi escondidos».
En el plano personal, Gómez confiesa que está hundido. «Ya no era lo que la perra valiese, sino que para mí esos animales valían mucho sentimentalmente». La hembra adulta le ha dado, en cuanto a lo competitivo se refiere, «la alegría de que algunas de las perras hijas suyas han competido. Recuerdo alguna de las carreras en las que se quedaba ella sola y al final acababa viniendo con la liebre a mis manos», explica. La Guardia Civil ha trabajado el caso «muy bien». «Se han portado muy bien conmigo y no se sorprenden tal y como están las cosas de que ocurran sucesos así», afirma.
Un robo, por desgracia, común
Lamentablemente no son nuevos este tipo de robos, como ya hemos venido contando en Jara y Sedal. También de cuatro perros se trató el robo producido en Burguillos del Cerro (Badajoz), uno de los más sonados de los dos últimos años en el que los animales aparecieron ahogados en un pozo. En otra ocasión, horas antes de que comenzara la temporada de caza en Castilla y León, varios ladrones destrozaron el coche de unos galgueros y les robaron los perros. Provincias como Toledo han sido también gravemente afectadas por este tipo de robos.