Las falacias animalistas sobre las granjas cinegéticas, las poblaciones de especies silvestres y la caza, al descubierto en un informe realizado por Nicolás Urbani, veterinario de RFEC y ARRECAL, y Manuel Reglero, doctor en Veterinaria especialista en Gestión y Granjas Cinegéticas.
Por Fundación Artemisan
En las últimas semanas las organizaciones ecologistas y animalistas han lanzado una intensa campaña contra la caza, centrada en esta ocasión en las granjas cinegéticas. Ayer mismo esta campaña fue ‘acompañada’ por el diputado de Unidas Podemos Juantxo López de Uralde, quien, además, es el presidente de la Comisión de Transición Ecológica en el Congreso.
En concreto, la campaña se centra en denunciar el supuestamente elevado número de granjas cinegéticas y, al mismo, culpar a estas instalaciones de ser responsables de los accidentes de tráfico, daños a la agricultura o a la ganadería y riesgos en sanidad animal derivados de la superpoblación de determinadas especies. Más aún, López de Uralde ha denunciado la contradicción que supone que «se haya permitido la caza en las fases tempranas de la desescalada por la Covid19 con la excusa de los daños a la agricultura, cuando al mismo tiempo se están liberando miles de animales que están siendo criados en cautividad exclusivamente para ser cazados».
Sin embargo, todos estos ataques están basados en afirmaciones falsas y datos manipulados o sacados de contexto, y aquí aportamos 7 datos que demuestran que están mintiendo.
1) Los datos que se ofrecen del número de granjas cinegéticas no se corresponde con la realidad porque esa cifra incluye granjas cinegéticas propiamente dichas; cotos de caza que necesitan ese registro para poder realizar repoblaciones y sueltas; e instalaciones de particulares que tienen alguna especie de caza en condiciones de cautividad. También hay que tener en cuenta que una pequeña parte de los animales que se producen en las granjas son para producción de carne y huevos, y no tienen relación con la caza.
2) En el caso de las granjas de caza menor, una parte importante de la producción se destina a sueltas para la conservación de otras especies, habitualmente en peligro de extinción. Es el caso de los conejos que se producen para alimentar a linces y águilas imperiales o de las perdices destinadas a las águilas perdiceras y otras rapaces.
3) En el caso de especies de caza mayor sólo están autorizadas las sueltas en terrenos cercados, por lo que en ningún caso el problema de superpoblación de jabalíes se debe a estar circunstancias. Un ejemplo es que Gerona y Huesca son las dos provincias con mayores problemas de sobrepoblación, donde no hay cercas cinegéticas y por ende no hay sueltas de ninguna especie.
4) No se autoriza ninguna repoblación ni suelta de especies en comarcas donde haya daños por poblaciones silvestres.
5) Las granjas cinegéticas se dedican a la caza y a la repoblación, por lo que las granjas tienen un papel a la hora de compensar la pérdida de biodiversidad causada por múltiples factores. Un ejemplo son los 52.000 conejos de monte que se soltaron en Doñana durante el período 2005-2015.
6) En el caso de la caza mayor, la mayor parte de la producción es destinada a la mejora sanitaria y genética de las poblaciones en los cotos y no a la caza directa.
7) La producción y suelta de especies cinegéticas está totalmente regulada por parte del Estado y las CCAA, y tanto las granjas como los cotos deben de cumplir la normativa vigente en materias como la sanidad, el bienestar animal y el impacto medioambiental.
Pueden encontrar más información al respecto en el informe «Las falacias animalistas sobre las granjas cinegéticas, las poblaciones de especies silvestres y la caza», realizado por Nicolás Urbani, veterinario de RFEC y ARRECAL, y Manuel Reglero, doctor en Veterinaria especialista en Gestión y Granjas Cinegéticas.