Por Javier Cordero (socio 450 de la Asociación Española
del Perro de Sangre, AEPES)
Muchos son los motivos que pueden hacer que nuestro jabalí (Sus Scrofa) no quede abatido en su sombra. Es una de las especies más duras de la fauna española. Tras revisar el tiro, encontrar pelo o sangre y comprobar que lo hemos herido surgen las dudas. Y ahora, ¿qué hacemos?
En este momento es cuando la figura del perro de sangre, como un teckel o un sabueso de Baviera, se convierte en imprescindible. Más allá de intentar recuperar un buen trofeo, el rastreo de piezas heridas con la ayuda de estos animales nace con el propósito de hacer todo lo posible por recuperar la pieza de caza mayor herida, evitar su sufrimiento, aprovechar su carne y cumplir cupos. Es importante saber cómo actuar y qué precauciones tomar para un pisteo con éxito, seamos nosotros mismos o una tercera persona quien los realice.
¿Cómo actuar después del disparo?
Las probabilidades de culminar con éxito o fracaso un rastreo, además de que lo realice un buen equipo formado por conductor y perro de sangre, se basa en gran medida en las acciones del cazador tras el disparo. Estás obligado a permanecer en el puesto tras el lance, escuchando la huida e intentando adivinar la dirección tomada por el jabalí. Bajo ningún concepto acudas de forma inmediata a intentar seguir el rastro del jabalí herido a simple vista. Como es lógico, la inmensa mayoría de las esperas se realizan en plena noche o en las últimas luces del día, por lo que debes evitar a toda costa encontrarte de bruces con un jabalí herido en plena oscuridad. Además, levantaríamos al animal provocando su huida aún más lejos, algo que, por mi experiencia, puede convertir un rastreo relativamente sencillo al día siguiente en uno condenado al fracaso.
Espera un tiempo prudencial antes de aproximarte con cautela al lugar del tiro y del supuesto inicio del rastro. A este lugar se le denomina anchuss, y aquí es necesario analizar la zona con detenimiento en busca de indicios como sangre, pelo, carne, hueso, huellas y un sinfín de sustancias y partículas indetectables para nosotros pero que nuestro perro será capaz de captar gracias a su desarrollado su olfato. Marca el anchuss con una cinta o papel y la dirección de huida del animal, pero nunca recojas o retires ninguno de los indicios de la zona de disparo. Es un error que, junto con el de ensuciar el rastro caminando en exceso sobre él, complicará la labor del perro. Tras analizar las pistas y según la reacción del jabalí al recibir el disparo podrás deducir la zona donde ha impactado y decidir el momento idóneo para empezar el rastreo.
¿Cuánto tiempo debe pasar para que el perro detecte el rastro del jabalí?
Esta es la pregunta más repetida por los cazadores. Yo tengo la convicción de que priman infinitamente más las condiciones de temperatura, humedad, lluvia y del terreno que las horas transcurridas tras el disparo. Lo adecuado sería rastrear a la mañana siguiente o por la tarde si no quedase más remedio, pues, aunque se pueden llegar a realizar rastreos en torno a las 48 horas en unas buenas condiciones, el porcentaje de éxito baja considerablemente. Con todo esto, mi recomendación es que no dejes la ayuda profesional para el final. Si consideras que el rastro puede ser complicado no dudes en echar mano de un perro cualificado para dar con el jabalí.
Los inicios de Lola en el rastro de sangre
Con cuatro años de edad mi teckel Lola es toda una experta en el rastro de sangre, y el jabalí, su especie favorita. Se inició en estas artes con tan sólo cuatro meses, jugando con trozos de piel y orejas. La mejor forma de introducir a un perro en esta actividad es comenzar con este tipo de juegos para pronto empezar con los rastros de huellas, pieles y sangres hasta acabar con goteos pequeños. La nariz de Lola es capaz de detectar a un jabalí con mucha distancia: entre 20 y 50 metros. Gracias a un entrenamiento constante, posee mucho latido y marca a muerto. Además, jamás entra a un cochino herido: con su pequeño tamaño sería una temeridad, así que espera paciente mi orden ladrando a parado.
Ponte en manos de perros profesionales
Si tras el lance el jabalí no queda en el sitio, actúa con cautela, marca el lugar del disparo y la última sangre. Si no lo encuentras en los siguientes 50 metros del tiro, no continúes: podrías levantarlo y enfrentarte a una situación arriesgada. Espera a la llegada del día y si la cosa se complica y no dispones de un perro entrenado para el rastro, contacta con un equipo de rastreo experimentado, un servicio que AEPES ofrece de forma gratuita. En su web (www.aepes.es) encontrarás un directorio con los teléfonos de los delegados territoriales de la asociación. Ellos te pondrán en contacto con el rastreador acreditado más cercano.