Este es el ranking de los 50 mejores corzos cazados en España

El sueño de cualquier cazador amante del rececho del corzo es hacerse con un ejemplar adulto curtido en mil batallas. No siempre estos corzos viejos cuentan con un trofeo homologable o bien se han dado casos de ejemplares jóvenes que han dado una exagerada puntuación, si bien cuando se disfruta de un gran lance si además a este le acompaña un trofeo destacable es doblemente gratificante.

Por ello, muchos cazadores españoles han contactado en los últimos años con Jara y Sedal para contarles en el exclusiva cómo habían cazado ejemplares tan destacados como el actual número uno, el de Sergio Muela García de 250 puntos abatido en Guadalajara en 2016, o el segundo del ranking -aún no incluido por la JNHTC en el siguiente listado- que arrojó 245,65 puntos y que fue cazado por Gonzalo Marian Vicente en la misma provincia en julio de 2020.

A continuación compartimos los cincuenta mejores corzos que han sido homologados en España con la fórmula del Consejo Internacional de la Caza (CIC), según los datos aportados por la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza (JNHTC) a Jara y Sedal.

¿Cómo se mide un trofeo de corzo?

Para medir un trofeo de corzo y conocer su puntuación deberás tener en cuenta la longitud de las cuernas, su peso, volumen y la belleza. Con todos esos aspectos calculados, se realiza una suma que da una puntuación final. Si supera los 95 puntos, será un trofeo medallable. El tipo de medalla depende de los puntos de la siguiente manera:
Medalla de bronce: de 95 hasta 104,99 puntos.
Medalla de plata: de 105 a 119,99 puntos.
Medalla de oro: de 120 puntos en adelante.

En el siguiente vídeo te explicamos paso a paso cómo hacerlo. Si no te queda claro echa un vistazo a este artículo más detallado que ya publicamos en Jara y Sedal.

Así se cazó el corzo más grande del mundo

¿La historia real de cómo cazó el corzo más grande del mundo? En uno de los muchos recechos que solía hacer en primavera Sergio Muela localizó un macho tumbado a la sombra de un roble. La distancia era considerable, pero entre las ramas pudo distinguir que se trataba de un gran ejemplar. Comenzó la entrada con sigilo hasta lograr colocarse a 120 metros del animal. Lo metió en la cruz de su vetusto visor y, sin pensarlo mucho, apretó el gatillo. El .270 Win. cargado con balas Geco Express cumplió a la perfección. «Se quedó en el sitio». 

«Me acerqué sabiendo que se trataba de un buen trofeo, pero cuando lo vi tumbado entre las hierbas altas… Comencé a temblar. ¡Ni en sueños creí que un monstruo así viniera algún día a verme! Me senté a su lado observando cada punta, cada perla, cada centímetro de masa… Llamé a mi padre, mi maestro, para contarle todo. No sé mucho de homologaciones, pero estaba seguro de estar ante un corzo fuera de lo normal».

En efecto. Sergio Muela acababa de hacer historia abatiendo el corzo más grande del mundo. Y la historia la contó al detalle a Jara y Sedal.