Los agentes erradicaron 54 plataformas de pesca ilegal de angula gracias a la colaboración de un grupo de científicos de la Universidad de Córdoba. Poco después ha aparecido calcinada la embarcación de estos últimos.

10/2/2020 | Redacción JyS

barco furtivismo
Estado en el que quedó el barco. / Foto: Carlos Fernández – EFE

El barco en el que científicos de la Universidad de Córdoba y de otras instituciones estudian el ecosistema del estuario del Guadalquivir ha sido incendiado poco después de que la Guardia Civil emprendiera una operación para desmantelar las estructuras de pesca ilegal de angula de la zona.

El catedrático de Biología de la Universidad de Córdoba Carlos Fernández no tiene duda de que ha sido una «venganza» –en declaraciones a EFE- en respuesta a la operación Ave Fénix, con la que la pasada semana fueron erradicadas 54 plataformas de pesca ilegal de angula, una actividad que es una seria amenaza para la biodiversidad de la zona y para la seguridad de la navegación.

Para desarrollar la operación, en la que participaron más de 120 agentes de distintas administraciones, la Guardia Civil quiso contar con el apoyo de este científico, parte del grupo que estudia los daños de la biodiversidad del Guadalquivir, y del «chef del mar» Ángel León, para poder explicar el impacto de la pesca ilegal de angulas.

En respuesta, «las mafias» que se esconden tras esta pesca ilegal «han atacado a la parte más débil, han atacado a la más fácil» al quemar esta noche la embarcación en la que trabajan los científicos, ha explicado el catedrático.

Hace 10 años ya desapareció la lancha que alquilaban a un pescador de la zona para llevar a cabo sus investigaciones y esta madrugada la que este mismo hombre compró para sustituir a la anterior ha amanecido totalmente calcinada. «A nosotros nos fastidian porque paralizan nuestro trabajo, pero el mayor daño se lo hacen a él», lamenta para la agencia.

Quienes han prendido fuego a la embarcación sabían perfectamente, según el catedrático, en qué lugar se guardaba, en una zona apartada que se había buscado premeditadamente discreta después de que la primera fuera también atacada.

Unas plataformas que llevaban décadas

Las plataformas de la pesca ilegal de angulas llevan allí «montones de años», al igual que este grupo científico que lleva dos décadas trabajando en la zona.

La pesca ilegal de angulas, que a pie de río se venden a 400 euros el kilo y mucho más si se hacen transacciones a mafias, especialmente orientales, que se dedican a su tráfico, causa una gran destrucción en la vida de los ríos porque se usan redes de un milímetro de luz de malla, en las que caen todas las especies que cohabitan con la angula.

«La pesca de exterminio que realizan, afecta a la macrofauna acuática de la zona, que está compuesta, al menos, por 134 especies, que son de interés gastronómico y por tanto comercializable, cuando alcanzan la talla legal. Por tanto, su actividad ilícita repercute de forma negativa en los trabajadores de la mar, que realizan su dura faena respetando las leyes y pagando sus impuestos», explica la Guardia Civil en su comunicado sobre la operación Fénix.

Estas plataformas se habían convertido en algunas ocasiones en lugares para esconder alijos de hachís, por parte de las redes que utilizan el Guadalquivir para los desembarcos. Se habían convertido también en un peligro para la navegación, sobre todo para las persecuciones de las Fuerzas de Seguridad de las narcolanchas.

Carlos Fernández ha explicado que el grupo de investigadores ha pensado precisamente en pedir a la Administración que se les ceda alguna de las embarcaciones incautadas a los narcos para poder sustituir a la nave calcinada y continuar su trabajo de defensa de la conservación del ecosistema en esta zona de especial biodiversidad y de especial sensibilidad.