Todos sabemos que cuando vamos a cazar el jabalí hay más posibilidades de volver a casa con las manos vacías que con una buena pieza para meter en la cazuela. Por eso los puestos como este no abundan, y son el sueño de cualquier cazador.
![jabali caza cazador](https://revistajaraysedal.es//wp-content/uploads/jabali-puesto-caza-1024x576.jpg)
La caza es incierta. Cada vez que salimos al campo lo hacemos con la esperanza de cruzarnos con el jabalí, el ciervo, la perdiz, el conejo o la liebre de nuestros sueños… y ser capaces de ganarle la partida.
No es fácil. Los animales salvajes son más rápidos, más fuertes y conocen mejor el entorno que nosotros. En nuestro caso disponemos del arma más potente de todas: la inteligencia. La misma inteligencia que nos permite establecer tácticas de caza… y crear trampas o armas con las que poder llevarlos a nuestros estómagos.
Pero además de todo eso, de conocer la técnica, las costumbres, el escenario de caza y todos los secretos de las piezas, hay un factor que siempre es necesario: la suerte. Sin ella, no hacemos nada. Si no que se lo digan al protagonista del siguiente vídeo, que salió de casa rezando por tener suerte para cazar un jabalí, y acabó teniendo este regalazo de la diosa de la caza.