Hace unas semanas, en este medio nos hacíamos eco de los nueve pueblos de la provincia de León que querían empezar a obligar a sus ganaderos a recoger las boñigas de sus vacas.

Todos ellos pertenecían a Boca de Huérgano, en la comarca de Riaño, y es allí donde también ha desatado la propuesta una gran polémica entre estos trabajadores del mundo rural. En un lado están los ganaderos y en el otro los vecinos y empresarios que viven del turismo.

Las continuas quejas de este segundo grupo llevó al Ayuntamiento leonés ha establecer una nueva normativa para que fueran los propios ganaderos quienes se hicieran cargo de recoger los excrementos de sus reses. Como era de esperar, no han tardado mucho en dar marcha atrás.

Boca de Huérgano recula ante las quejas del sector ganadero

Fue el artículo 6 de dicho texto lo que provocó el descontento de los ganaderos. «En caso de deposiciones en la vía o espacio público cuando estén transitando por el casco urbano, sus poseedores o propietarios serán los responsables de la retirada de los excrementos y la limpieza», establecía.

Ante ello, desde la organización agraria ASAJA lanzaron un rotundo comunicado con el que exigían a la Junta de Castilla y León que impugnara la norma, argumentando que el consistorio había invadido competencias de otras administraciones.

«Nada relevante aporta la ordenanza sobre lo ya legislado, salvo lo de obligar a los propietarios del ganado a ‘retirar los excrementos de los mismos cuando transiten por vía o espacios públicos’», indicaba la organización.


Obligan a los ganaderos a recoger las boñigas de sus vacas en nueve pueblos de León


La reacción de Tomás de la Sierra, alcalde de este pueblo leonés, se pudo leer en El Periódico de España. «Es algo de sentido común, pero tras la polémica hemos decidido retirar la ordenanza. El motivo principal no era perjudicar a los ganaderos»,

Asimismo, destacó que quería garantizar «la salubridad de las calles» con el objetivo de «tener el pueblo lo más limpio posible». Pese a ello, reconoció el «error» cometido por el Ayuntamiento con la normativa. «Se metieron cosas que no venían a cuento, y los ganaderos protestaron con razón porque se les obligaba a duplicar los papeles que tenían que presentar en la Junta y el Ayuntamiento», reconoció el primer edil.

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