El pez león (Pterois miles), originario del Sudeste asiático, ha encontrado en el Mediterráneo un nuevo escenario donde multiplicarse. Su expansión, que ya ha causado estragos en mares como el Caribe o el Rojo, preocupa a los expertos que ven cómo esta especie venenosa avanza sin control por la falta de depredadores naturales y el aumento de la temperatura del agua.
El fenómeno no es aislado. En apenas cuatro décadas, el mar Mediterráneo ha incrementado su temperatura media en 1,5 grados, un cambio que ha creado las condiciones perfectas para que este depredador tropical colonice costas que antes le eran hostiles. Ya se le ha detectado en Chipre, Grecia y algunas zonas del Adriático, donde sus púas venenosas lo convierten en un enemigo temible para la fauna autóctona.
Un Mediterráneo que se tropicaliza
El pez león, habitual del Índico y el Pacífico, ha encontrado un ecosistema propicio en mares cada vez más cálidos. El calentamiento global y la sobrepesca de especies que lo cazaban, como meros o barracudas, han abierto la puerta a su expansión. Allí donde aparece, el equilibrio marino se rompe y los peces locales se ven desplazados por su voracidad.
Este escenario refleja cómo el Mediterráneo se tropicaliza a pasos agigantados. Las olas de calor marinas y la pérdida de biodiversidad amplifican un problema que ya no es lejano. Desde el Egeo hasta el Adriático, las alarmas están encendidas.

De amenaza a oportunidad gastronómica
La paradoja es que la única solución efectiva para frenar a este invasor podría ser comérselo. El célebre chef José Andrés lo ha definido como un pescado «delicioso», de sabor parecido al besugo. Sus ejemplares, de unos 30 centímetros, ofrecen una carne blanca y apreciada que ya empieza a abrirse paso en algunos restaurantes de la costa griega.
El reto, sin embargo, está en manipularlo. Sus púas venenosas dificultan tanto la captura como el procesado a bordo, lo que hace que muchos pescadores eviten incluirlo en sus capturas. Aun así, cada pez león que se convierte en plato supone un golpe contra una especie que ya protagoniza incluso documentales en plataformas como Apple TV.
La batalla por contener al pez león en el Mediterráneo no será fácil. Pero si algo ha demostrado la historia es que, cuando una especie se convierte en gastronomía, su proliferación puede convertirse en su propia condena.








