Lo que le ocurrió hace unos días al joven pescador Jorge Goez, de 27 años de edad y natural de Casetas -en la provincia de Zaragoza-, roza el surrealismo: logró dar pesca a un enorme siluro de 2,30 metros de largo con una caña de 30 euros que se compró semanas antes y un hilo trenzado que solamente ‘aguantaba’ 37 kilos. El pescador ha contactado con la redacción de Jara y Sedal aún incrédulo ante lo que consiguió mientras intentaba pescar carpas en el río Ebro a su paso por su pueblo.
La picada de la enorme pieza
«Ha sido algo muy raro», comienza explicando el joven. Cuenta que estaba pescando con su primo en lo que creían iba a ser una jornada de carpas, con pellets de 22 de Halibut como cebo en el anzuelo. «Al principio, fue una picada muy gorda, pero a los 15 minutos de luchar con él, el animal se rindió y no tiró más. Pensábamos que era más pequeño, pero nos sorprendimos cuando vimos la extensión que tenía al sacarlo a la orilla», explica Goez.
Picó tarde, sobre las 11:00 horas de la mañana, ya que estos animales suelen picar al amanecer o al atardecer: «Los siluros son más activos con la nocturnidad», explica el pescador, que no pudo pesar la pieza porque no tenía báscula, aunque su tamaño ya lo dice todo. «Fue algo extraño -vuelve a recordar-, porque que un animal de esta envergadura entre a plomo en el lugar en el que estábamos, es complicado, generalmente suelen entrar más a lance en spinning. Pero fue una experiencia muy bonita», reconoce Goez.
Sacar el siluro con una caña y un sedal que no estaban diseñados para ello, todo un reto
Sacar el siluro fue todo un reto puesto que el equipo con empleó no estaba diseñado para eso: «Fue con una caña de 30 euros que me compré semanas antes y un hilo trenzado que solamente aguantaba 37 kilos. No sé cómo lo hice, pero el siluro salió. Fui soltando y recogiendo hilo, intentando no dar tirones gordos para no romper el sedal, y finalmente logré cansarlo», expone el joven.
Al finalizar la lucha, en la que también le ayudó su primo, ambos se fotografiaron con la espectacular pieza en las orillas de Casetas de Ebro: «Es una imagen, un contexto y una situación que difícilmente se podrán volver a repetir», concluye el joven.