Este pescador madrileño de 42 años se encontraba junto a otros cuatro amigos disfrutando de la pesca en el coto salmantino de Villagonzalo II. Cuando creían que la suerte no estaba de su lado, apareció en forma de hucho de más de 17 kilos.
17/10/2016 | Redacción JyS 
img-20161001-wa0025La mañana no parecía demasiado productiva ya que solo habían conseguido dos huchos de 70 centímetros y algún que otro lucio, además de picadas que no llegaban a traer los peces a sus manos.
Después de comer y bien entrada la tarde, en torno a las 18:10, tras casi 15 minutos intentando hacerle salir del agua, consiguió la picada de un ejemplar de hucho de 17,750 kg. Lo consiguió con ayuda de un familiar, en concreto su primo Rodrigo, a quien agradece su colaboración ya que sin él dice sería difícil poder contar esta historia. «Sentí una gran satisfacción ya que es la recompensa que espera todo pescador. Desde el principio sabía que lo que había al otro lado del sedal era muy grande, ya que la caña no paraba de doblarse y del carrete no paraba de salir hilo», nos cuenta Fernado, el afortunado pescador que ha logrado hacerse con este monstruo de río, quien en un primer momento pensó que era el tirón inicial de cualquier captura. Sin embargo, tras 5 minutos de pelea, llegó a pensar que su equipo de pesca se rompería antes de sacarlo. «Fue entonces cuando el hucho subió a la superficie y empezó a revolverse para intentar soltarse. No me podía imaginar que el pez era tan grande», asegura.
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Tras hacerse con el animal «llamé a mis hermanos que estaban en Madrid y no podían creer lo que les estaba contando. Ese día hacía noche en el pueblo de mi familia materna que esta situado en la provincia de Ávila, en el margen izquierdo del río Tormes, es una entrañable aldea llamada El Barquillo. Esta es la aldea que me ha visto crecer como persona y pescador desde que tengo uso de razón».
Llegó a la casa familiar, de la localidad que describe, en torno a las 22:00, donde le esperaban su abuela de 98 años y su tía materna de 56.
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Cuando consiguió sacar este monstruo de río del saco en el que lo llevaba, ambas quedaron atónitas y por fin Fernando vio reconocida su afición y el sacrificio de levantarse a las 5:00 de la mañana. También recibió la enhorabuena de todos sus compañeros de pesca, así como otros cuatro pescadores más del coto.
Este madrileño empezó a pescar desde que tenia 5 años, usando cañas hechas de pala con dos metros de hilo y una veleta. Actualmente, tiene más de 10 cañas distintas que le permiten pescar en distintos escenarios.
Recibió esta afición de su padre y rápidamente se convirtió en su hobby. «La afición me viene del pueblo ya que el río pasa a 300 metros de la puerta de casa. Mi padre me enseñó a pescar aunque él no era muy aficionado, de hecho solo sabía pescar a veleta y a fondo. Para mí se convirtió en mi hobby principal en cuanto llegaba al pueblo».
Esta pasión le sigue donde quiera que vaya, para ejemplarizar esto nos cuenta que hace dos años hizo un viaje familiar a los Fiordos noruegos para hacer turismo y acabó comprando un equipo de pesca junior en una tienda de souvenirs para acabar pescando salmones. Confiesa que va de pesca menos de lo que le gustaría, ya que es padre de dos niños de 4 y 2 años. Espera que cuando los niños crezcan pueda enseñarles a pescar, como su padre hizo con él y así aumentar la frecuencia de los días de pesca.