Los perros, al igual que las personas, pueden sufrir trastornos del comportamiento que afectan a su calidad de vida y a la de sus cuidadores. Uno de los más desconocidos, pero cada vez más estudiados, es el denominado TDAH-like, una condición neurocognitiva con sorprendentes similitudes con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en humanos. Así lo explica la veterinaria Susana Muñiz de Miguel, Diplomada Europea en Medicina de Comportamiento Animal, en un artículo para el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento y Bienestar Animal (GEMCA) de AVEPA.

Según la especialista, este síndrome presenta formas diversas: con predominio de hiperactividad e impulsividad, con predominio del déficit de atención, o bien una combinación de ambas. Pero subraya que un perro activo no debe confundirse automáticamente con un animal afectado por TDAH-like, ya que es necesario evaluar diversos factores para llegar a un diagnóstico.

Qué es el TDAH-like y cómo afecta a los perros

El TDAH-like, señala Muñiz de Miguel, se manifiesta a través de comportamientos como la hiperactividad, la impulsividad o la falta de atención, y puede interferir tanto en la vida del perro como en su relación con los humanos. Aunque en el ámbito veterinario también se ha utilizado terminología como «hiperquinesis» o «hipersensibilidad-hiperactividad», el término TDAH-like se impone por su paralelismo con el diagnóstico humano.

«La hiperactividad en perros puede ser normal (fisiológica) o un problema de comportamiento (patológica), y saber diferenciarlas es clave para ayudarles», asegura la experta. El origen es multifactorial, influido por la genética, el ambiente, la raza e incluso el tipo de socialización que haya tenido el animal.

Algunas razas de trabajo o caza pueden tener predisposición genética, mientras que factores como el destete temprano, la falta de juego social o el uso de castigos también contribuyen a desencadenar síntomas. Una vida carente de estímulos, ejercicio o interacción social adecuada puede agravar el problema.

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Un perro de caza durante una jornada en el campo. © Shutterstock

La base neurobiológica: dopamina y serotonina

Desde un enfoque neurobiológico, estudios recientes sugieren que hay alteraciones en neurotransmisores como la dopamina y la serotonina en perros diagnosticados con este trastorno. La reducción de dopamina, por ejemplo, puede provocar problemas de atención, impulsividad y dificultades en el aprendizaje.

Por su parte, niveles bajos de serotonina se han vinculado con conductas compulsivas, agresivas o de falta de autocontrol. Esta similitud con el TDAH humano refuerza la hipótesis de que existe una base común entre ambas patologías.

Síntomas: cómo reconocer un posible caso

Los perros con TDAH-like pueden mostrar una amplia variedad de signos, desde dificultad para permanecer quietos o dormir hasta destrucción de objetos, reacciones desproporcionadas, vocalización excesiva y problemas digestivos. También pueden distraerse con facilidad, mostrar intolerancia a la espera o no mantener la atención incluso cuando se les habla directamente.

«Los perros pueden manifestar diferentes combinaciones de estos síntomas y pueden no presentar de manera uniforme todos los signos», advierte la veterinaria. La clave, añade, está en evaluar su frecuencia, intensidad y el impacto que tienen en la vida del animal y de sus tutores.

Diagnóstico y tratamiento: qué hacer si se sospecha

Diagnosticar correctamente este trastorno requiere una evaluación detallada por parte de un veterinario etólogo. «Es fundamental acudir a un veterinario etólogo para hacer una evaluación completa del perro», indica. Esta revisión debe descartar otras enfermedades con síntomas similares, como trastornos hormonales, dolor crónico o epilepsia.

En cuanto al tratamiento, debe ser personalizado. Se combinan estrategias de modificación de conducta, enriquecimiento ambiental y, en casos necesarios, farmacoterapia. «El uso de tratamiento farmacológico es necesario en aquellos casos en los que las estrategias de modificación de conducta no resultan suficientemente efectivas», apunta Muñiz de Miguel.

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Prevención y calidad de vida

La prevención del TDAH-like empieza desde la etapa más temprana del perro. «Evitar la cría de perros con predisposición a problemas de hiperactividad e impulsividad» o no separar a los cachorros antes de las 8 semanas son medidas clave. También es esencial fomentar el ejercicio, la estimulación mental y las interacciones positivas.

En la mayoría de los casos, el pronóstico es favorable si se actúa a tiempo. «La combinación de estrategias conductuales, enriquecimiento ambiental y, en algunos casos, tratamiento farmacológico, puede mejorar significativamente la calidad de vida de los perros afectados y sus cuidadores», concluye la veterinaria.

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