La historia que narramos a continuación, aunque parece de película, es real. Ocurrió el pasado mes de diciembre en el coto del concejo de Taramundi, en el Principado de Asturias. El protagonista fue un cazador de Vegadeo cuya identidad prefiere mantener en el anonimato, pero que, sin duda, merece un reconocimiento.

Nuestro protagonista se encontraba cazando jabalíes con una joven perra de raza azul de Gascuña, cuando esta cogió un rastro que le llevó a la parte baja de un pino en el que había una bolsa de plástico. El hombre, creyendo que se trataba de basura, la cogió para depositarla en un contenedor pero, cuando miró dentro para ver qué contenía, se quedó sin palabras al advertir que estaba llena de billetes.

«No creía lo qué estaba viendo, estaba sorprendidísimo. Lo primero que hice fue llamar a un compañero que conocía bien la zona y me recomendó que llamase inmediatamente a la Guardia Civil, como así hice», explica el cazador a Jara y Sedal. A los pocos minutos, agentes de la Guardia Civil del puesto de Vegadeo se personaron en el lugar e intervinieron el dinero.

Un buen regalo de Navidad

El cazador y varios miembros más del coto estaban convencidos de que el dinero podría pertenecer a un hombre mayor que vivía a unos cientos de metros del lugar donde encontraron la bolsa. No lo podían asegurar ya que, años antes, había vivido allí otro matrimonio de ancianos, por lo que relataron sus sospechas a la Guardia Civul y esta se puso manos a la obra para investigar el asunto.

«Lo único que quería era que resolviesen pronto el entuerto, porque yo sólo pensaba en el hombre y en que, si iba a por el dinero antes de Navidad, no lo encontraría y pasaría unos días muy malos», explica el cazador a Jara y Sedal. Por ello, apremió a los agentes, que tras hacer varias preguntas al anciano, confirmaron que era suyo.

El hijo del anciano se presentó en el negocio del cazador para agradecerle el gesto

«A los pocos días, un hijo del anciano se presentó en mi establecimiento, en Ribadeo, para darme las gracias y ofrecerme un detalle tras haber entregado el dinero. Pero yo lo que tengo claro es que no hice más que lo que tenía que hacer: lo primero, cumplir la ley; lo segundo, ser una persona honrada. Yo no estaría a gusto gastándome el dinero de un pensionista», declara el cazador a este medio.

El cazador ahonda en el drama que llevó a este anciano a esconder el dinero en el monte ya que, aunque la situación pudiera tener gracia, la realidad en estas zonas rurales es dificultosa. «Es una población rural muy dispersa, donde cada vez  hay más personas mayores que viven solas. Ven en los telediarios que hay ‘okupas‘ que se meten en las casas y tienen miedo de que, cuando se desplacen al supermercado o a cualquier sitio aunque solo sea un momento, alguien entre en ellas y no les vuelva dejar acceder. Por eso escondió el dinero fuera de la vivienda», relata el cazador.

Asimismo, el hombre que encontró el dinero denuncia la grave situación en estas zonas: «El 86% de la población española vive en ciudades, mientras que tan sólo el 14% lo hace en zonas rurales, y lo que no es justo es que porque la mayoría viva en urbes se legisle para todo el mundo así y se dejen olvidados los pueblos», lamenta refiriéndose a la actual legislación que en muchos casos impide al propietario recuperar la vivienda una vez ocupada.