Ian Urbina es un periodista vegetariano que trabaja para el The New York Times y que hace poco se acercó al mundo de la caza para elaborar un reportaje sobre las municiones sin plomo. Pero lo que comenzó siendo simple trabajo terminó suponiendo para él una gran reflexión en su vida. A continuación reproducimos íntegramente el reportaje, cuya versión original puedes leer aquí.
27/11/2018 | Ian Urbina 

reportero vegetariano
El periodista vegetariano durante una búsqueda de alces en Oregon. / Foto: Whittaker Max para The New York Times

Permanecíamos tumbados boca abajo durante 20 minutos encima de un montón de excrementos de elk, manteniendo el aliento, cualquier sonido podía descubrirnos. En ese momento me paré a pensar en una pregunta de lo más simple pero al mismo tiempo desconcertante: ¿cómo pueden los cazadores amar y preocuparse por los animales que matan?

Nuestro viaje duraba una semana y el lugar elegido era la Reserva Zumwalt Prairie de 33.000 hectáreas, en el este de Oregón. Los seis integrantes de mi grupo habíamos estado arrastrándonos durante 400 metros. Cargábamos con mochilas pesadas, parecíamos tortugas mientras tratábamos torpemente de acercarnos sigilosamente a nuestra presa.

Sin embargo, ni con esos esfuerzos obtuvimos buenos resultados, los elks se asustaban fácilmente y durante dos largos días nos evadieron, siempre lograban vernos, olernos o escucharnos desde distancias que parecían imposibles. Necesitábamos que Chelsea Cassens, la cazadora autorizada de nuestro grupo, pudiera llegar a los 180 metros desde donde haría un disparo «ético».

El propósito de mi viaje fue informar sobre la creciente oposición ambiental para llevar municiones. Los animales carroñeros, incluidas las águilas, los zorros y los osos, a menudo se alimentan de las vísceras que quedan después de que los cazadores matan a sus presas, y el plomo de las balas estándar presenta graves riesgos de contaminación. La intoxicación por plomo es la principal causa de mortalidad entre los cóndores de California, por ejemplo.

Rececho de hembra adulta

The Nature Conservancy, un grupo ambiental que posee la Reserva de Zumwalt, le otorgó a la Sra. Cassens, de 33 años, un permiso para disparar a una elk hembra adulta. La Sra. Cassens tuvo la amabilidad de invitarme para que pudiese ver cómo abatía a este animal usando balas de cobre por primera vez. La reserva recibe unos 250 cazadores por temporada que abaten aproximadamente 130 elks al año para controlar su población.

He sido vegetariano desde la Universidad. En principio comencé a no comer carne para experimentar una alimentación saludable. Tras cambiar mi alimentación empecé a preocuparme también por el impacto ambiental de una dieta carnívora y eso me llevó a no estar de acuerdo con matar animales.

Aunque este hábito dietético se mantuvo, yo nunca perdí mi gusto por la carne. De hecho sucumbo a la chuleta de cerdo de vez en cuando, y a veces robo bocados del bacon de por la mañana de mi hijo. Pero tengo una cosa clara: no quiero que restricciones dietéticas personales afecten mi trabajo, por lo que intento comer lo que me pongan. 

En el camino, generalmente es bastante fácil encontrar una ensalada, pasta o algo así. Soy consciente de que ser vegetariano podía condicionar mis reportajes, como sucedió en este viaje, por lo que dejé a un lado ser vegetariano y comí todo lo que me ofrecían.

Comí más carne de la que he comido en la última década

Periodista vegetariano
Chelsea Cassens, a la derecha, y su esposo, Tanner Cassens, planean su estrategia. / Foto: Max Whittaker para el New York Times

Durante la semana que estuve con la Sra. Cassens, que fue una anfitriona sumamente amable, comí más carne de la que he comido en la última década, una trance gastrointestinal costoso, pero mereció la pena porque haciéndolo me sentí muy integrado en el grupo. Tenía que entender mejor su perspectiva.

Es cierto que es difícil para los no cazadores, como yo, entender cómo las personas que se dedican a matar animales también dicen que quieren protegerlos. Por otro lado, comer carne empaquetada comprada en la tienda –o dársela a tu hijo, como hago yo– me hace cuestionarme preguntas éticas.

Mientras que la carne sin sangre y perfectamente envuelta que compro en el supermercado está separada del proceso de la muerte, las vidas y matanzas de animales criados para este mercado son más brutales y más destructivas para el medio ambiente. Comer carne cazada es más natural.

Entendí lo que es un cazador conservacionista

No pregunté a la Sra. Cassens, que ha cazado desde que tenía 10 años, por la razón de su afición, sin embargo, no lo hice porque mi objetivo era conocer únicamente sus opciones en cuanto a municiones. Fue al observar cómo acechaba a su presa –por lo general, al renunciar a disparos que corrían el riesgo de herir o impactar en un animal no objetivo– y cómo entendía y trataba de salvaguardar este hábitat, cuando entendí lo que significa ser un cazador conservacionista.

La Sra. Cassens enfatizó la diferencia entre acabar con la vida de un animal de manera intencionada y sostenible, como lo relacionado con la caza autorizada, y matar sin regulación como sucede con la caza furtiva y por ultimo el daño involuntario, cruel e imprudente que proviene del envenenamiento de especies no objetivo y la contaminación de su hábitats mediante el uso de balas de plomo.

Dado que los humanos han erradicado muchos animales depredadores, la caza se cita a menudo como una herramienta de manejo de la vida silvestre, esencial para la eliminación de especies que ahora se reproducen más allá de la capacidad de carga de su hábitat.

El dinero y los impuestos de los cazadores sustentan la gestión de la vida silvestre

Los cazadores también desempeñan un papel en el conservacionismo, ya que tienden a ser las personas que detectan e informan a los cazadores furtivos ante las autoridades de vida silvestre. Las agencias estatales de vida silvestre dependen en gran medida del dinero generado por los derechos de licencia de caza y los impuestos especiales sobre armas, municiones y equipos de pesca.

Seguramente, la versión más controvertida de este deporte es la caza de trofeos, que generalmente conlleva la matanza de muchos animales para conseguir cuernos, colmillos, una piel o un cuerpo para disecar. Como muchos cazadores, la Sra. Cassens está distanciada de aquellos que matan estrictamente por el trofeo. «Nuestra carne es la cena seis noches a la semana», afirma.

No obstante, muchos críticos consideran que la caza en cualquier forma es bárbara, incluso cuando es por razones de sustento o ecológicas. La gran mayoría de las especies cazadas, como las aves acuáticas, las aves de montaña, las palomas de luto, las ardillas y los mapaches, proporcionan un sustento mínimo y no requieren control de la población, según la Humane Society de los Estados Unidos.

El celo de los elks dejó espectaculares imágenes

Periodista vegetariano
Periodista vegetariano durante la grabación del reportaje. / Foto: Max Whittaker para el New York Times

A las 4:30 am cada día, cruzamos casi 10 millas antes de regresar al anochecer al campo base. Los elks no paraban de bramar porque era la temporada de celo, que es cuando los machos frotan ruidosamente sus astas en los árboles, protegen ferozmente su grupo de hembras en celo y luchan contra otros machos que se acercan demasiado o tratan de aparearse.

Mientras caminábamos, el esposo de la Sra. Cassens, Tanner, de 36 años, explicó qué sonidos indicaban que los elks estaban en duelo, apareamiento o cortejo. El padre de la Sra. Cassens, Ed Hughes, de 63 años, nombró a todas las aves que revoloteaban en lo alto.

En un momento, mencioné que deseaba haber traído mi dron para capturar una vista de pájaro del paisaje pintoresco. Inmediatamente sentí que mi comentario no sentó bien al grupo. Justin Jones, también cazador con muchos años de experiencia y gerente de administración de Eastern Oregon para Nature Conservancy, me explicó el porqué de su descontento.

La caza es una persecución equitativa entre animal y humano

Hizo hincapié en el principio de«persecución equitativa», que consiste en buscar deliberadamente las probabilidades de llegar a las piezas al mismo tiempo que presenta a los animales como oponentes dignos en un juego de la vida y la muerte. Según esta ética, dijo, los cazadores caminan en lugar de usar vehículos todo terreno; utilizan arcos y flechas en lugar de rifles de gran potencia con miras telescópicas; y por supuesto, renuncian a los aviones con el propósito de localizar presas. Un dron habría estado bien para mi uso, dijo el Sr. Jones, pero solo si nos aseguramos de que no ayudará en nada a cazar.

La caza es un esfuerzo que requiere mucho tiempo y que involucra grandes cantidades de planificación. Dependiendo del tipo de caza conlleva largos períodos de silencio en un mismo puesto. Si se hace en grupo, es una experiencia de convivencia en grupo que forja amistades de por vida sin mencionar el aprecio por el aire libre.

Sin cobertura, apagué mi teléfono móvil. El silencio, el entorno y la espera fueron para mí psicológicamente depurativos. He comprendido que es justo por estos valores por lo que los cazadores ven la caza no solo como un pasatiempo, sino como un valor cultural y una tradición que quieren transmitir a sus hijos.

Solo el 5% de los estadounidenses caza

Una encuesta sobre peces y vida silvestre de 2016 encontró que solo alrededor del 5% de los estadounidenses de 16 años en adelante cazan, aproximadamente la mitad del porcentaje de los que cazaron hace 50 años-. Los investigadores creen que esta disminución se acrecentará.

El tercer día de caza fue en el que, la Sra. Cassens logró disparar y matar a un elk de 450 libras. Durante media hora, el grupo se acurrucó cerca del animal caído, debatían entre largos y sombríos silencios y exuberantes abrazos. Tras su abatimiento, el grupo pasó una hora más o menos preparando su carne, lo que significa dividir al animal en pedazos, dejando sus tripas en el monte mientras empacan el cuerpo y las extremidades en sus mochilas para llevarlo a casa.

El Sr. Jones subió a un árbol cercano para instalar una de las tres cámaras trampa con las que podría para grabar los restos del elk que dejaban en el monte. Su objetivo era grabar imágenes de los osos, rapaces y zorros, que pronto se alimentarían del esqueleto. Con ello quiere concienciar del problema de usar municiones de plomo. «Ven y tómalo», dijo Cassens. «¡Comida sin plomo, aquí mismo!».

 

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