Cuando una madre siente que su prole está amenazada, es capaz de cualquier cosa. Este vídeo, en el que una perdiz finge estar herida para despertar el instinto predador del hombre que la graba y alejarlo de sus perdigones es el mejor ejemplo de ello.
Las madres dan la vida por sus hijos. Algunas, literalmente. Este vídeo, grabado por Joaquín Cid Leal es solo una muestra de una escena que durante estos meses de primavera se repite a lo largo y ancho de nuestra geografía tras la llegada de las nuevas polladas: una perdiz roja finge estar herida para atraer la atención del ‘depredador’ y alejarla de sus perdigones.
Esta triquiñuela de fingir estar herida y vulnerable es utilizada por muchas aves cuando sienten que alguien se aproxima a su prole. La emplean con el objetivo de que el depredador crea que está gravemente disminuida y es presa fácil. En el caso de esta perdiz roja, extiende sus alas fingiendo tenerlas rotas y no ser capaz de volar.
Una perdiz roja con mucha picardía
Pero cuando el depredador se acerca a cogerla, empieza a saltar y a correr de forma escandalosa, alejándose de la zona, donde los pollitos permanecen inmóviles, mimetizados con el suelo. Sólo cuando la distancia a la que se encuentran es segura, la madre se alejará volando de ese depredador.
En el siguiente vídeo podemos ver ese comportamiento. Aunque Cid Leal no la persigue, ni molesta a los pollitos durante la grabación, la perdiz se acerca hasta ponerse casi bajo sus pies con las alas extendidas, incitándolo para que emprenda una persecución, algo que evidentemente no llega a suceder. Joaquín ya la ha ‘cazado’, pero con su cámara.