El pastor de un rebaño de ovejas de Guipúzcoa ha recibido la brutal paliza del propietario de un perro que paseaba suelto entre su ganado. Así lo ha denunciado la organización agraria de los baserritarras profesionales de Euskadi ENBA, la cual expone que esta situación no es nueva y el acoso a ovejas y vacas por parte de canes sueltos en entornos rurales es un constante en esta zona.

La víctima, tras recibir la paliza, ha tenido que ser ingresado en el hospital con la mandíbula rota en dos puntos. Para los pastores, esta agresión es un capítulo más «de un sin vivir» fruto de los constantes ataques a ovejas y vacas por parte de canes sueltos en entornos rurales.

Así fue la brutal paliza que sufrió el pastor

Según han narrado a Noticias de Guipúzkoa desde la organización ENBA, el pastor observó que sus ovejas se encontraban más alteradas de lo normal, por lo que se acercó a comprobar qué pasaba. Al hacerlo, se percató de que había un perro solitario que no conocía y que era el causante del alboroto. Al no dar con su propietario, el hombre llevó al animal a su caserío con la intención de entregárselo a sus dueños.

Según indica la asociación, una mujer acudió al pastor preguntando por él, por lo que este le indicó que lo tenía en su casa y que se lo llevaría. Pero cuando el pastor regresó con el perro en coche, la mujer estaba acompañada por otro hombre que, sin mediar palabra, se abalanzó sobre el automóvil golpeándolo hasta llegar a romper uno de los cristales. Tras sacar fuera al pastor, lo golpeó de forma brutal, llegándole a partir la mandíbula.

«Los problemas con los perros sueltos en el campo son algo habitual»

«El hombre se encuentra destrozado y tiene mucho miedo. No entiende por qué le golpeó de esa manera. No son solo las heridas físicas, también todo lo que hay detrás», señala Xabier Iraola, de ENBA, al citado medio. «Los problemas con los perros sueltos en el campo son algo habitual. Mucha gente los tiene encerrados en sus casas y vienen a soltarlos al monte para que se desfoguen. No les importa que haya animales o abrir cancelas que luego no cierran dejando que los rebaños se escapen», añade.