Un pastor de un coto de Aragón –cuya ubicación queremos preservar– ha hallado los restos de un corzo con una descomunal cornamenta. Su trofeo es, sin duda, un hallazgo asombroso para cualquier aficionado a la caza del duende del bosque. Aunque a través de las fotografías resulta imposible fijar una medición oficial, no es arriesgado asegurar que se trata de un medalla de oro.
Jara y Sedal ha hablado con el cazador que tiene arrendado el coto, quien asegura que fue hallado por el pastor que trabaja en la zona. Él fue quien le envió las fotografías y asegura a este medio que «ese corzo ha muerto de viejo con total seguridad, allí no pisa nadie». El cazador confirma que no se trata de un ejemplar herido ya que sólo él caza en esa zona, muy apartada. «No hay furtivos y hace muchos años que no se caza allí. Los dos primeros corzos los maté yo el año pasado», asegura.
Sin duda alguna un interesante hallazgo que demuestra el tamaño que puede alcanzar un corzo cuando muere de viejo.
¿Qué hago si encuentro una cabeza de corzo así?
El hallazgo de este impresionante corzo nos deja una duda. ¿Qué pasa si me encuentro una cabeza de corzo así en mitad del monte? ¿Me la puedo llevar a casa? Según Jaime Valladolid, experto de derecho cinegético «los trofeos de aquellas piezas de caza mayor que se encuentren en un determinado coto, bien sea por muerte natural o como consecuencia de una acción cinegética en la que no se ha podido identificar al cazador que hirió al animal, son propiedad del titular del aprovechamiento cinegético».
Para expertos como Gerardo Pajares, miembro de la Asociación del Corzo Español, la cosa sin embargo no está tan clara. Tal y como afirma en un mensaje publicado en los foros de la ACE respondiendo a la pregunta: «Esta sitio no está correctamente recogida por la norma de caza de ningún sitio». De esta forma nos encontramos con legislaciones regionales como la de Castilla y León donde se considera infracción ser sorprendido con especies cinegéticas o sus partes sin el precinto o documentación que acredite su origen.
La situación cambia cuando el titular del coto posee precintos. En ese caso puede utilizar uno de ellos para llevarse el trofeo con total tranquilidad.
Un caso parecido: la recogida de desmogues.
«Lo mismo ocurre con los desmogues: el derecho a recogerlos y a disponer de los mismos corresponde en exclusiva al titular del aprovechamiento en el que se hallen. Mucho cuidado con ello, pues han sido varias las denuncias que se han cursado por la apropiación indebida o hurto de desmogues o trofeos de caza y por la posterior venta irregular de los mismos», recuerda el abogado Jaime Valladolid.
«De hecho, incluso algunas personas han sido imputadas por pertenencia a banda criminar organizada por la exportación de desmogues a países asiáticos, donde posteriormente son manipulados para fabricar elementos de decoración, productos tradicionales de salud o afrodisíacos», recuerda.