Un oso pardo atacó ayer por la noche a una mujer de 75 años mientras daba un paseo por una carretera de su pueblo, Sonande (Asturias). El ataque del plantígrado se produjo las 21:30 horas, cuando caminaba con sus familiares.

Según los testigos presenciales el oso apareció por un lado de la carretera, se alzó sobre sus patas traseras y atacó a la mujer, a la que dio un zarpazo y arrastró varios metros por la carretera. Esto le provocó graves heridas y la rotura de la cadera. La mujer fue trasladada de urgencia al Hospital de Cangas del Narcea y de ahí al HUCA, el primer diagnóstico reveló cadera rota y múltiples heridas.

Una población osera en aumento

La población de osos ha crecido bastante en las últimas décadas, desde que a mediados de los 90 del siglo pasado se iniciara su recuperación con iniciativas de conservación de gran éxito como la Fundación Oso Pardo. Sus poblaciones de la Cordillera Cantábrica se asientan en Asturias, León, Palencia y Cantabria y en una pequeña parte de Galicia (Lugo).

Aun así, la especie sigue estando en peligro. El último censo del que se tienen datos establece que hay unos 330 ejemplares de oso en la zona. Sus avistamientos cada vez son más frecuentes, y son numerosos los usuarios que los han visto cerca de pueblos o que se han cruzado con ellos mientras cazaban. En 2018 se contabilizaron 38 osas, 31 en el núcleo occidental y siete en el oriental, con 64 crías.

Los cazadores han sido parte activa de esta labor de conservación gracias a su trabajo conjunto con la FOP, como se puede ver en el siguiente vídeo.

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El segundo ataque de oso en España en menos de un año

El de ayer ha sido el segundo ataque de un oso a un humano en España en menos de un año. El anterior tuvo lugar el pasado mes de noviembre en los Pirineos, cuando una osa atacó a un cazador que se encontraba dando una batida a los jabalíes. El animal tenía nombre, Sarousse, había nacido en 1999 y fue introducida en el Pirineo francés (Arbas) el 21 de agosto de 2006. Poco después de la liberación perdió su collar emisor y fue capturada de nuevo y reintroducida en noviembre de 2007 en Marignac. Tras tres años asentada en el Valle de Arán, la osa se desplazó al sur, al macizo del Turbón, donde se asentó en 2010.

En la zona era conocida por sus ataques al ganado. El día del ataque, el cazador se encontró por sorpresa con ella y trató de ahuyentarla, pero el animal se abalanzó sobre él y no tuvo más remedio que utilizar su arma para salvar su vida, tal y como ha corroborado la investigación oficial que se abrió tras el suceso.